PP de Irak, PSOE de Afganistán

23 Feb

Es cierto que esta columna ya cumplió 9 años de antigüedad pero en estos días se inserta en un nuevo entorno: forma parte del conjunto de los ´blogs de La Opinión de Málaga´. Nuestro propósito sigue siendo más o menos el mismo que en los comienzos: miramos al mundo desde Málaga, nuestra muy concreta “esquina del globo” (que ese es el nombre de nuestro blog). Hablar desde esta ´esquina del globo´ supone asumir los condicionantes de una cultura propia de nuestra provincia y del contexto andaluz. No creo que nos dejemos seducir, por ejemplo, por aquello de ´sevillano el que no bote´, pero sí nos seguirá molestando –por otro ejemplo– que, aunque ya en menos casos y con mayor disimulo, las series españolas sigan adjudicando el habla andaluza a personajes menos relevantes o que mantienen el estereotipo de pícaros o graciosillos.


En este momento, mirar al mundo desde Málaga supone contar con un equipo de fútbol al que le falta mucho para tener un reconocimiento ´global´, algo reservado por ahora a ronaldos, messis y guardiolas, pero que se va salvando de ser arrojado a las catacumbas de las categorías inferiores. ¿Nos dejará un poso de orgullo que Zapatero haya venido a nuestro Palacio de Ferias para darse un artificioso ´baño de multitudes´, premio de consolación tras los castigos que le infligen las encuestas? Como ha quedado claro en muchas ocasiones, soy de los que no creen que haya diferencias substanciales entre ZP y Rajoy. Ni con el mismísimo Aznar. Diferenciar entre Rajoy/Aznar y Zapatero, como si se tratara de dos propuestas antitéticas, es como pretender –y hay mucha gente que lo pretende– marcar una diferencia esencial entre la invasión y la masacre que se sigue cometiendo en Irak (con dudosa promesa de retirada para el año que viene) y la que se va incrementando en Afganistán. ¿Con cuál vara de medir será Aznar un ´asesino´ y Zapatero un ´político responsable´? Si en un lugar no estaban las ´armas de destrucción masiva´, en el otro habrán bastado ocho años para comprobar que tampoco estaba Osama Ben Laden. En uno y otro sitio mueren diariamente civiles porque, como alguna vez hemos escrito, ni una bala, ni un misil ni una bomba, son capaces de discriminar si su víctima es creyente, agnóstica o fanática. Constantemente se ´confunden´ milicianos con simples mortales, que resultarán ser una cosa o la otra sólo porque los jefes militares invasores les pondrán una etiqueta.

En estos días se ha divulgado un cómputo de muertos en Irak desde 2003, cuando comenzó la invasión: se estiman en 1,2 millones, todavía por debajo del genocidio de Pol Pot en Camboya (1,7) pero ya por delante de la masacre de Ruanda (próxima al millón). Por estas víctimas llaman a Aznar ´asesino´ o ´genocida´. A mi particularmente me parece que esos adjetivos se les pueden aplicar a muchísimos líderes, tenidos por villanos o por héroes en la historia de cada pueblo. El caso es que las muertes de Irak siguen engrosando las estadísticas; y las de Afganistán van a más… no sabemos si algún día se las cargarán a la espalda de ZP, algo que de momento no quieren hacer –porque no les conviene– ni el Partido Popular ni Izquierda Unida. En Holanda, la complicidad con la invasión de Afganistán provocó la caída de la coalición de gobierno.
Esto se puede ver desde nuestra esquina del globo, si contamos con la información necesaria, lo que no siempre es fácil. Pero es más difícil todavía desde otras esquinas: en Estados Unidos no se ha divulgado prácticamente en ningún medio la magnitud del genocidio en Irak. La agencia norteamericana Associated Press hizo una investigación hace dos años y pudo comprobar que en USA una amplia mayoría de encuestados creía que en Irak habían muerto menos de 10.000 personas. En ese momento esta cifra representaba apenas el 2% de la cantidad real. Entre tantas muertes, también fue sangrante que la propia agencia no quisiera divulgar el resultado de su investigación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *