Es que no te lo crees.

1 Ene

Se nos ha ido un 2023 que no creo yo que pudiéramos imaginar en Málaga que iba a ir tan bien. Mucho menos en nuestro Unicaja, con un título incluido, cosa poco común por estos lares, una reconciliación casi definitiva entre el club y el entorno al que en su día se le dio la espalda y una sensación casi permanente durante ese tiempo: felicidad y orgullo por ver al equipo, que siempre ha competido. Incluso este pasado 2023 trajo el ascenso del equipo femenino a la segunda categoría, además con un gran mérito por parte de las chicas de Jesús Lázaro.

Con el tema estadístico de fondo, hay poco que añadir, conseguir batir el récord de victorias en Liga ACB, cosechada en épocas ya lejanas, es un añadido más. Con el paso del tiempo tendremos capacidad de digerir y asimilar todo lo que el grupo entrenado por Ibon Navarro va añadiendo y sumando a lo que significa este club.

He mencionado la palabra reconciliación y para ello lo mejor son las victorias. Mi amigo Jose, uno de esos cajistas que tenemos muchos partidos en la retina, decía el otro día que «estamos ganando por encima de nuestras posibilidades». Como aún tenemos muy reciente esa época oscura, que ahora nos encontremos en la parte del récord, es hasta bonito.

El momento actual no deja de ser sólo el primer tercio de la temporada. El Unicaja ha jugado 22 partidos, siendo el pasado año el total de 61. Hay oportunidad para todo, para empeorar registros, o incluso para mejorar todo lo bueno que se ha hecho en el último tramo.

Quizá lo que toca ahora es demostrar que se es adulto en todos los sentidos, porque de crecer y estar estabilizados es asumir que se van a perder partidos. Ya lo ha dicho el entrenador, y hay que tomar lo que venga de manera adecuada, ni dramatizando, ni teniendo una actitud complaciente, la cosa va de darle el peso adecuado.

Para lo que nos viene, mejorar la imagen dada en el último partido frente al Barça es difícil. Aunque ese rival se parece bien poco a lo que pretenden desde el club, y que dudo mucho que mantenga una configuración similar al llegar el final de la temporada. Pero además hablo de mejora porque lo que ofrece el Unicaja es un menú similar, el de la fidelidad a uno mismo. Podemos llamarlo «el plan de Ibon», que tan famoso se ha hecho, pero tirando una y otra vez de potenciar cualidades ya conocidas, de esperar que sea el grupo el que resuelva el encuentro, y que para cualquier rival, señalar al importante en el Unicaja sea muy complicado.

¿Datos de la importancia en el Unicaja? Pocos, para no marear, si numéricamente el mejor es Dylan Osetkowski en puntos, valoración y tiempo en cancha, el californiano no está entre los 20 mejores de la liga en ninguna de esas clasificaciones. Es más, en lo de la permanencia en cancha, es el único del equipo que supera los 20 minutos de media en juego, pero sólo por 52 segundos, el que menos -Augusto Lima y Mario Saint-Supéry aparte- es Melvin Ejim, con casi 14 minutos.

He mencionado a Mario Saint-Supéry que se está topando con uno de los aspectos del deporte profesional, porque con unas cualidades y una valía fuera de toda duda, es todo tan bonito en ese resort de perfección que es el Unicaja actual, que hasta meterse en la rotación está complicado. Lo cierto es que intentar que el chico, sea vía cesión u otra fórmula, no emplee el año sólo en entrenar con la primera plantilla es una tarea que hay que resolver.

Disfrutar de todo lo bueno que se ha tenido este 2023 es algo más que merecido y querer alargarlo, cuestión de naturaleza humana, lo mejor. Como se sabe que hay mucho de trabajo en lo conseguido, el camino ya tiene el inicio marcado. Desde aquí, lo único que puedo es desearnos lo mejor para este 2024 y seguir mirando hacia delante.

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