El balón se lanzó al aire y comenzó otra liga. El sábado pasado tuvimos el arranque del curso 2023/24 para el Unicaja de nuestros desvelos y siendo serio en el planteamiento, diré que cuándo iba hacia el pabellón, pensaba que el maestro Mel Otero tenía más razón que un santo cuándo el viernes pasado titulaba su columna «Decíamos ayer». Porque tener enfrente al Lenovo Tenerife, o sea, al Canarias de toda la vida, no sólo tenía connotaciones particulares para mí (el primer partido que vi en mi vida en una cancha fue ése), también para el club (el primer rival en la Primera División en 1981) y para la memora reciente (hasta 5 partidos en 3 competiciones diferentes la temporada pasada).
Y más allá de lo habitual que es ver un rival de amarillo y negro en Málaga, y aunque se ha visto de todo frente a los tinerfeños (hasta empates), lo cierto es que tuve la sensación de ver un partido del play off de la temporada 2022/23, de esa eliminatoria que de manera tan brillante resolvió el equipo de Málaga, y teniendo en cuenta que no ha habido mucho cambio de jugadores entre ambos equipos, estaba prácticamente en el mes de junio. Y es que Unicaja dio buena cuenta del rival, como si no hubieran pasado unos meses y los de Ibon Navarro estén todavía extendiendo el idilio vivido.
Tendríamos que intentar no perder la serenidad, frase que habitualmente se saca a pasear en momentos de atravesar rachas de varias derrotas, aunque no en situaciones de bonanza. Creo que mucha gente en Málaga tiene la suficiente sensatez y tiene los pies en el suelo y no va a perder la cabeza pensando que no va a haber quien tosa a este Unicaja.
Y es que antes de secar la camiseta, mañana toca rendir visita a Zaragoza, lugar dónde el trabajo realizado a principios de verano era para no pasar los apuros de otros años y de entrada, la no confirmación de jugar competición europea, le ha supuesto que sendos fichajes (Leo Meindl y Jordan Morgan) no llegaran a vestirse de rojo, porque la confirmación de la FIBA Europe Cup llegó más tarde. Entre eso y la salida de Aday Mara a UCLA, la grave lesión de Borisa Simanic en el Mundial, además del fichaje a última hora de Stefan Jovic por Valencia Básket, provoca que el equipo de Porfi Fisac se parezca bastante poco al que quería al inicio de pretemporada.
Que un equipo dependa de jugadores con mucho tiempo en el dique seco (como Jahlil Okafor y Obi Emegano) hace recelar del rendimiento, por mucha fe que se les tenga. Si se piensa además que la indemnización por el base serbio es inferior a la cuarta parte que recaudó Unicaja por la salida de la misma manera de Darío Brizuela, da que pensar.
Básicamente, pienso la suerte que tenemos por aquí, no sólo por todo lo conocido y por lo bien que están saliendo las cosas, sino porque si se revisa la historia, la capital maña era sede de un equipo puntero en España y Europa, con títulos nacionales y continentales, una afición y cantera más que consolidada y que en el buen sentido daba envidia. Malas decisiones sacaron al club de la élite de nuestro deporte y la vuelta ha sido con un estatus muy diferente, intentando recuperar parte de la gloria que se quedó atrás.
¿Significa todo esto sumado a la derrota en Madrid el domingo que habrá paseo en Aragón? Todos sabemos que no. El arranque del calendario del Unicaja es muy complicado, con 5 rivales del play off pasado en las 6 primeras jornadas. Tras jugar frente al Casademont visitará Málaga el Valencia Básket. Pasaremos de un club con mayor gloria en su pasado, a otro que quiere tener toda esa gloria de la manera inmediata que dice la cantidad de dinero que se habla que están gastando a orillas del Turia.
Ninguno de los dos rivales de esta semana del Unicaja dio una buena cara en el arranque de competición, con sensaciones diferentes, porque los aragoneses necesitan más rodaje y un rival menos pétreo que el campeón de Europa para asentarse como equipo, y los de Álex Mumbrú tienen una plantilla digna de la competición a la que pertenecen -la Euroliga-, pero necesitan mucho trabajo para ser un equipo en la cancha, porque ensamblar las siete novedades que presenta no es tan fácil, y la imagen del sábado no se parecerá a la que ofrezcan pasado el tiempo.
De todo lo bueno que llevo visto, sobre todo me quedo con la ilusión que se transmite, y sobre todo, porque es real y cierta. Seamos serios y sigamos disfrutando de lo que tenemos.