Un parque temático.

2 Oct

Que Francisco de la Torre es una figura conocida por casi todos los malagueños es innegable, no acierto a saber si es por esa longevidad casi perpetua en la primera línea de los cargos de la vida pública, o porque si hay algo que suene mínimamente a promoción, ahí aparece la figura del mismo, en primera línea de disparo de cámara.

En el tema de iniciativas de promoción hay muchas, pero conociendo la forma de ser que tenemos los malagueños, echo de menos que los políticos no hayan trabajado en una suerte de parque temático que te llevara en un instante de la felicidad absoluta y celestial, a la peor de las torturas, me extraña sobremanera desde el ayuntamiento de la capital no se haya destinado una generosa parcela de terreno para unir en una misma idea el Hades griego mitológico con el Nirvana (no el de Kurt Cobain, claro).

Centrándome en el aficionado al baloncesto, veo lo que se vive alrededor del inicio de temporada del Unicaja, y tampoco es que me resulte raro, porque aquí en Málaga, nos sobra con quince días de competición oficial para glorificar al equipo en los entremeses y el primer plato, y casi pedir dimisiones antes de llegar al postre.

Y es que repetir lo del año pasado seguiría siendo una heroicidad, porque aquí, estamos más tiempo contándoles a los hijos las anécdotas de “aquella vez que el Unicaja ganó tal título”, que en la carrera para ganar uno, por lo tanto, pensar que esto va a seguir siendo coser y cantar como se vio en el final del curso pasado, como poco es triunfalista.

Más tarde, lo que ocurre no es más que la vida misma, llegan los contrarios y la competición y colocan a cada uno en su sitio, pero hay algo que no se puede olvidar, que es el crédito ganado por este mismo grupo que en Zaragoza cayó frente a un equipo con objetivos más bajos que los malagueños, y que en el Martín Carpena repitió resultado, sufriendo gran parte de la diferencia de estatus entre los equipos que participan en la Euroliga o en otra competición continental.

En la temporada, aparte de que el Unicaja ya está fuera del grupo de equipos sorpresa, está más cerca del lugar que en su día estuvo, y va a sorprender a muy pocos si continúa por lo que mostró la temporada pasada, pero ni mucho menos va a resultar fácil.

Que es necesario que todo funcione muy bien, y para ello, el modo vuelta a casa y al rendimiento mostrado es imprescindible que se reincorporen al grupo los hombres y las habilidades ya mostradas, pero con un condicionante esta temporada, la impaciencia del entorno, que espera algo más, y sobre todo, mucho más rápido entre una masa social más amplia.

Ahora, para tomarle el pulso a lo que se piensa en el exterior, hay algo más que la presencia en la grada durante los partidos, con las redes sociales, se le procura un altavoz a muchos, pero el tema tampoco es perfecto, entre el anonimato -no exento de cobardía-, y una libertad de expresión entendida de manera algo particular, hay de todo, y darle cierta distancia a lo publicado es una buena determinación, aunque darle la espalda, ninguneando a publicaciones y autores de las mismas es ignorar el elefante dentro de la habitación, cosa que ya vivimos aquí no hace mucho tiempo, y que -situaciones y personajes- esperamos no se repitan nunca.

Con un pasado demasiado reciente, me resultó extraño que por parte de la afición cajista hubiera momentos de desconexión demasiado palpables, así fue el ejemplo vivido a poco menos de minuto y medio del final del partido, momento que, con 69-75 en el marcador, Kendrick Perry realiza una falta en un lanzamiento triple a Jared Harper, el estadounidense del Valencia Básket lanzó los 3 tiros libres con el silencio del pabellón, roto solamente por uno de los bombos de Los Mihitas que traía un recuerdo lejano a Viernes Santo.

No voy a entrar en si es de buen cajista aguantar hasta el final del partido pase lo que pase, o si la afición que iba a Ciudad Jardín era mejor que la de ahora, y mucho menos voy a pensar que, o se pierde la voz animando cada partido, o es para que el Frente de Liberación de Judea te califique de disidente, pero esperaba algo más parecido a lo que se ha vivido no hace tanto, sobre todo porque, es para repetir una y otra vez, que hay suficientes motivos para creer en este grupo. Resumiendo, tengo clarísimo que el equipo va a cambiar la cara ofrecida a base de trabajo, al igual que el entrenador va a seguir buscando la mejora de su proyecto dentro de la cancha, pero también pienso, que cuándo más falta hace el apoyo de la grada es cuándo se está buscando la mejor cara y el máximo acierto.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *