Se acabó la Semana Santa, aunque para el Unicaja lo único que significa es la continuación en lo que esperamos que sea una dinámica victoriosa tras ganar los últimos cinco partidos, y encarando el segundo partido de la eliminatoria de la FIBA BCL en Murcia.
La pasada semana teníamos las dudas sobre la asistencia al partido en Málaga, cosa que quedó descartada con una entrada magnífica y con el Carpena de las grandes ocasiones. No sé si el empuje de la grada consiguió alguna canasta, pero si comparamos el partido del pasado martes con el de la temporada pasada en la misma situación frente al BAXI Manresa, como recordó Mel Otero en estas mismas páginas, no hay color.
Que el Unicaja haya llegado a este estado tan agradable, y sobre todo de manera tan rápida, sorprende, y en cierto modo es como si no quisiéramos creer que se está viviendo, pero el desarrollo de la temporada nos dice lo contrario. Sin ir más lejos, pese a las diferencias palpables entre el Unicaja y el Covirán Granada, la visita a la ciudad vecina este pasado sábado no sólo fue una fiesta digna de ambas aficiones y de los anfitriones, sino que además el equipo presentó un juego que hizo decantar el partido de forma clara y rotunda desde el inicio, provocando que la ausencia de Alberto Díaz no fuera decisiva, sólo con dos jugadores por encima de 20 minutos de juego (Tyler Kalinoski y Tyson Carter) y seis jugadores con más de 10 puntos anotados.
Resolviendo de manera rápida el compromiso ACB, en una jornada muy propicia para los intereses cajistas, la vuelta a la competición europea llega con un contrario sobreexcitado, que ya dio muestras incluso antes del partido de ida que no tenía inconveniente alguno en cruzar el límite lógico de una contienda, primero victimizándose, y después recurriendo a todo lo que se pusiera a su alcance durante y después del partido.
Aunque la resaca del primer encuentro vía redes sociales saca lo peorcito de cada uno (con la alevosía cobarde del anonimato), lo que va a jugarse mañana en Murcia va a ser un partido de baloncesto, no una batalla vital, y por muy chungo que se ponga Sadiel Rojas (que reconozco que no le adivino el límite), todo se acabará, y lo que tiene que hacer el Unicaja es jugar como viene haciendo en el global de esta temporada y no pecar de inocente como se vio de manera puntual en el partido de ida del Martes Santo.
Creo que todo pasa por ser fiel a estilo de uno mismo, y creo que el plantel de Ibon Navarro tiene muchos más argumentos que el equipo local, al menos de momento, aunque a orillas del Segura, hayan conseguido reforzar la plantilla con el fichaje de Chris Chiozza, permitiendo la reglamentación FIBA contar con él sin tener que prescindir obligatoriamente de James Anderson o Travis Trice, no como en ACB. Aquí tendrán que respetar los cinco jugadores nacionales y a partir de ahí, la reglamentación de esa organización conspiranoica que es la FIBA y que según la dirigencia del UCAM Murcia sólo vela por los intereses del Unicaja, abre la mano y permite alterar las plantillas durante la misma fase de competición.
Tengo mi opinión sobre el tema, pero más allá de lo que a mí me parezca, es lo que hay, y con eso se va a jugar, como mucho nos puede asaltar la duda sobre si será una especie de Pops Mensah-Bonsu, que sólo jugó un partido con el CB Granada, y con 22 puntos y 9 rebotes ante un siempre temible TAU Baskonia evitó el descenso a la Liga LEB. No sé realmente si romperá el partido y la eliminatoria, y los problemas en el puesto de base del Unicaja por el esguince de Alberto Díaz, provocan cierta duda, pero este Unicaja da para creer en él, es lo que tiene este equipo, que aún sabiendo que la plantilla no llega a la infalibilidad y está claro que no es ningún disparate perder un partido, lo que hay que hacer por parte de Unicaja es refrendar ser el favorito en esta eliminatoria y dejarla resuelta sin necesidad de tener que jugar el tercer partido en Málaga.