Imaginar o temer.

19 Ene

A todos se nos está poniendo cuesta arriba esto de seguir animando a nuestro equipo, el Unicaja versión 2020/2021 lleva ya tiempo en una dinámica que se podrá calificar de negativa, pero sería más correcto llamarla caída libre.

El tiempo dirá si el partido en Manresa es otra estación más del viaje a la mediocridad en la que el Club Baloncesto Málaga lleva instalado demasiado tiempo. Siendo simples en el análisis, ¿decimos que el equipo es muy malo, el entrenador, peor y la directiva repite mensajes por boca de su presidente que ni ellos se creen?

Dándole algo más de espacio y seriedad al comentario, sigo pensando que el equipo con un par de retoques es una plantilla bastante aprovechable, que el entrenador dejó de ser el adecuado incluso antes de empezar la temporada, y que la directiva demuestra que, como las anteriores que ha tenido este club, está formada por personas que no tienen que ver con nuestro deporte, y si las carencias afloran de lo cotidiano, en medio de una crisis de este calibre, todas se hacen mucho más patentes.

Ahora está fallando absolutamente todo, además con el agravante de que viene de largo. Llevamos tiempo oyendo lo de siempre, no sé si es que me pilla ya de vuelta, pero cansa oír lo de las lesiones (que existen, además en todos los equipos) o lo de repetir objetivos cuando se sabe que ni el presupuesto, ni la ambición se corresponden con los que en su día llevaron a este club a un lugar tan lejano que la gran mayoría ni recuerda.

He hablado sobre crisis, y más allá de la deportiva, la otra, la crisis fruto de la pandemia que ha alejado a todo el mundo de los espectáculos públicos creo que es lo que le ha venido mejor a los que dirigen el club, sea en el banquillo, sea en el palco. A los que seguimos al Unicaja y no seguimos al pie de la letra la versión oficial de cualquier hecho, nos tienen acostumbrados a que el desdén sea moneda de curso legal en las relaciones. Reducir, ningunear o minusvalorar a la parte crítica por el mero hecho de no comulgar con lo que se transmite, ha llegado a un punto que en lugar de enojar, aburre. Y eso es muy peligroso.

¿Se imaginan perder ante Urbas Fuenlabrada o Coosur Real Betis con público en el pabellón?, ¿qué reacción hubiera aguantado el banquillo con esta racha abierta de derrotas?, tras esas declaraciones del presidente a Emilio Guerrero en COPE Málaga en las que decía que Volodymyr Gerun estaría rifado en cualquier mercado de fichajes, ¿cómo creen que el ucraniano con esa “maduración lenta” que exhibe le hubiera devuelto esa confianza ciega a su presidente?

Que Luis Casimiro Palomo tiene a su favor ser cómodo para la directiva no es ningún secreto, todo lo apacible que parece provoca que ni nos creamos esa nueva afición a cosechar técnicas. De él han salido las frases como la “super compensación del equipo”, todo por no recordar las ruedas de prensa que ya mencioné en su día.

Pese a que la aportación presupuestaria del propietario ha descendido, creo que la que hay es sustancialmente adecuada para lo que se le puede pedir, y además, que el rendimiento está muy por debajo de lo que se puede sacar de este grupo. Pero no se ha elegido bien, y sobre todo, focalizar las culpas sobre la mala suerte en forma de lesiones o el justo descontento de la parte más ruidosa de la afición es simplificar demasiado, tanto que insulta a la inteligencia de una masa social cada vez más reducida, por fracasos y decepciones que todavía no han sido aceptadas en ningún momento por los dirigentes de Los Guindos. Es triste ver como lo mejor de la afición cajista actualmente se reduce a que para mostrar la ira por este descenso a los infiernos continuo, se tiene que limitar a las redes sociales, pero no quiero pensar cómo sería una posible vuelta, no sé qué talante existiría, y lo peor, desconozco el número que terminará quedando de aquella masa social que llenaba el feudo malagueño, y que desde el mismo club se presumía, autodenominándola como la “mejor de Europa”.

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