Reacciones convulsas

26 May

Las noticias que llegan últimamente nos hablan de una recuperación más o menos paulatina de la realidad, de volver a cosas que habíamos dado por descontadas en nuestras vidas y que ahora puede ser que valoremos cuándo podamos tenerlas.

Tras paralizarse toda la actividad a mediados de marzo, con nuestro baloncesto sin estar ajeno a todo esto, ahora, tras finalizar las competiciones continentales, se está en situación de ver si se recupera la española, lo que atañe directamente al Unicaja.

Ante la situación que nos dice que la Liga ACB se va a reanudar con una novedosa competición en la que la patronal ha elegido a los contendientes de una forma tan discrecional, que nuestro Club Baloncesto Málaga no debe quejarse en bastante tiempo, porque sólo con la elección de los equipos, el estamento que preside Antonio Martín ha favorecido a los malagueños, eligiendo una docena de equipos en lugar de tirar de lógica y dejar el corte en los ocho que se clasifican para el play off o la Copa del Rey.

Para la Liga ACB, copiar en parte el planteamiento del último torneo dirimido en Málaga es una apuesta con poco riesgo, porque además va a permitir salvar una temporada que tiene poco arreglo, al menos de puertas para fuera, porque el torneo a disputarse dentro de menos de un mes en Valencia lo mismo trae otra victoria para los de siempre, o hay un cambio radical y vemos el triunfo de uno de los no habituales, como podría ser Casademont Zaragoza o Iberostar Tenerife.

Lo que me ocurre con respecto a todo esto, aún dejando de lado la incertidumbre sobre el plano sanitario de la enfermedad que recordemos, ni sabemos su procedencia ni su cura, es que me resulta muy complicado no pensar de entrada que la recompensa no es proporcional al riesgo.

No sólo eso, además ¿qué campeón saldrá de aquí?, no podemos olvidar que se puede montar un decimotercer participante con las ausencias que los equipos presentarán en la cita de Valencia. Que entre los jugadores que acudan hay más de uno a favor de dar cerrojazo a la temporada y lo principal de todo esto, ¿qué sentido tiene esto, terminar una competición clandestinamente, sin público?

Vale que vamos a poder «disfrutar» de los partidos por Movistar+, entrecomillo el verbo porque creo que una retransmisión de ese estilo sólo las recuerdo de la ligas de verano que a veces hemos visto en medio de la temporada estival, esa época en la que si hay baloncesto es de selección, nada de equipos peleando por algún trofeo.

Tomarse eso como una vuelta a la normalidad suena demasiado desesperado para arrimar algo a unos presupuestos que han saltado por los aires y que van a estar más próximos a la economía de guerra que a cualquier organización profesional para la temporada 2020/2021, todo ello sin olvidar que salvo otro terremoto de por medio, de la LEB Oro llegarán dos equipos más, con lo que el calendario será aún más caótico.

Igual o peor se puede decir de las competiciones europeas, dónde la Euroliga o la Eurocup siguen en su paraíso particular mientras la FIBA ya ha roto las hostilidades, recabando para su causa a equipos que formaban parte del elenco con el que a priori iba a contar la organización de Jordi Bertomeu, el cual, como no podía ser de otra forma, sigue dejando contento a los suyos, más que a los poderosos, a los que muestran una ambición real por pertenecer a la élite del baloncesto europeo, aunque no haya novedades en el formato de Euroliga para el curso próximo. Sonaron tanto la Virtus de Bolonia o incluso el Partizán de Belgrado, no busquen al Unicaja, en ningún momento ha estado siquiera entre los presuntos aspirantes es una pena, pero da la impresión que en esta situación tan convulsa, a ese tren no se le esperaba por Málaga.

Que se hagan esfuerzos para acabar las competiciones queda bien, lo que ocurre es que nadie puede dejar de pensar que lo único que importa es el aspecto económico, el resto como que sobra, aunque luego, a la hora de la verdad, todo el mundo repita el mantra de la afición, nuestro público, etc… y sobre todo, recuperando lo que se decía ya en aquella temporada 1994/1995, jugar en Málaga era empezar 10-0, recuperar eso, además de la ambición, quizá sea casi tan importante como cuadrar el presupuesto.

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