Ya tenemos aquí a septiembre, con él los primeros partidos de pretemporada de nuestro Unicaja, aunque en una versión bastante disminuida, no se puede decir de otra forma, y, aunque vamos a vivir ya los primeros enfrentamientos del equipo local frente a Zenit y a Real Madrid, ahora mismo estamos en modo selección, más que nada, porque esta forma de encajar las competiciones de equipos nacionales en septiembre (qué buenos recuerdos cuando eran a principios de verano), con el “secuestro institucional” de jugadores provoca que las pretemporadas estén a medio camino de una farsa o de un intento casi estéril de poner en marcha a los equipos.
Con el Mundial encarando el final de la fase de grupos, me vienen nuevamente dos ideas: las competiciones que realmente importan en nuestro deporte son los Juegos Olímpicos y el Eurobásket, lo del Mundial, sobre todo cuando se gana es una gran idea, pero esto no es fútbol (donde por cierto no importan los Juegos Olímpicos) y hay un gran número de deserciones entre los jugadores, además, la cantidad, no siempre da la calidad.
Salvo la edición de 1986 en España –la primera con 24 equipos-, hasta la edición de Japón en 2006, los participantes habían oscilado entre 10 y 16. Ya con dos docenas de naciones, el nivel en algunos partidos era poco más o menos que “opinable”, en la cita de China, con 32, me atrevería a decir que sobran al menos 10 equipos.
A pesar de la globalización y la cantidad de jugadores que están en países distintos del suyo, no me creo que el nivel de algunas selecciones, como aquellas que van a sufrir tener que jugar por la clasificación de los puestos 17 al 32 del campeonato Mundial produzca un acercamiento a los equipos del grupo de cabeza.
A todo esto, España se enfrenta a una situación complicada, con la clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokyo del 2020 a la vista y un equipo nacional con muchas dudas. No me atrevo a pensar qué sería de este grupo si no tuviera a un Ricky Rubio en su mejor momento profesional. El catalán ha estado demasiado tiempo en la diana, desde su debut en ACB antes de cumplir 15 años en 2005, ha pasado por muchas vicisitudes y no sólo tiene los galones NBA ganados a pulso, sino que oficia de líder tras haber hecho crecer a sus equipos en la liga norteamericana, del chico al cual Zeljko Obradovic le daba todo el espacio del mundo en ataque en los Barça-Panathinaikos de Euroliga al que va camino de Phoenix Suns hay un mundo.
El problema no está ahí, el problema es que la compañía no está ofreciendo la fiabilidad que las convocatorias de Sergio Scariolo han tenido anteriormente. No sólo las primeras figuras han oficiado casi siempre de líderes que marcaban qué camino seguir, sino que los que no estaban en primera fila aportaban lo que hacía falta.
La imagen aportada tanto en la preparación, como en las dos primeras jornadas, ante Túnez y Puerto Rico dista mucho de la que ha de ofrecer un ganador del torneo, pero la fiabilidad del entrenador le confiere todo el crédito del mundo, lo que ocurre, es que viendo lo que han ofrecido tanto Estados Unidos, Serbia o Francia, pone un resquemor, que incluso a un solo partido podría ampliarse también a Lituania, Grecia o Argentina.
Entre los veteranos que han de dar un paso al frente, como ocurre en los casos de Sergio Llull, Víctor Claver o Rudy Fernández, o los jóvenes que aún están intentado ubicarse, como ocurre con los Hernangómez, hay un hueco muy grande que llenar que los que participaron en las “ventanas FIBA” aún no terminan de completar.
Si al mencionado Rubio y al fiable Marc Gasol, se le unen algunas piezas más, seguro que la fiabilidad que esta selección no dejará de ser ni más ni menos que otro equipo de Sergio Scariolo, fiable, y eso es lo esperado.
En modo campeonato Mundial
3
Sep