Si eres aficionado al baloncesto y eres malagueño, obligatoriamente tienes una buena relación con la Copa del Rey y, por ende, con Zaragoza. Seamos francos, aunque aquí estemos muy a gusto dándonosla de la élite de nuestro deporte y todo eso, lo único que hay cierto es que fue una bonita historia pero que los años de oropel y de estar en la cima ya van quedando lejos. Y lo peor de todo es que el cénit parece que se alcanzó y que el ciclo ganador puede tener un momento de gloria, pero más por acertar puntualmente que porque la estructura y la situación real consiga llevarnos al éxito.
Seamos honestos, más allá de la edición de Zaragoza en 2005 y de la de Madrid en 2009, la relación del Unicaja con la Copa del Rey es de un sopapo tras otro. Quizá me podrían decir que tampoco hablamos de un grande, pero ya que ni mucho menos es un club modesto, al menos, entre las aspiraciones (no sé si reales o no), o lo que se nos lleva vendiendo desde que recuerdo, me parece realmente poco bagaje sólo dos finales del torneo desde hace más de treinta años.
No sé si estamos condenados a repetir una y otra vez la historia. Y como no puede ser de otra forma, el año que viene, en nuestra ciudad pretenderemos que nuestro equipo sea candidato sí o sí a pelear por el título (al menos no habrá que pelear por estar entre los ocho primeros clasificados). Y volveremos con la letanía de lo bonito que es el torneo y la ilusión que nos hace vibrar nuevamente esperando ver la mejor versión del Unicaja… ojalá sea así y se modifiquen algunas cosas.
De las veinte últimas finales, nueve las han protagonizado los de siempre. Es decir, FC Barcelona y Real Madrid, pero de las últimas diez, siete de ellas pudieran haber sido de fútbol, con lo cual hablamos siempre de lo mismo. Si esto cambiara me parecería una muy buena noticia. Yo además le añadiría un balón que no pareciera una pelota de playa publicitaria, pero tengo mis dudas. Sobre todo, porque la única modificación que veo es la brecha cada vez mayor que hay entre los equipos de Euroliga y el resto. Y lo del balón es hacernos comulgar con esa rueda de molino que dice que el baloncesto está en constante evolución, aunque sea a costa de cosas que están bien y funcionan, y desde luego, ni mucho menos mejoren a lo anterior (lo de las mangas de la equipación del Unicaja, también podría servir).
En este último certamen, nuestro equipo creo que me ha dejado la peor sensación que recuerdo últimamente, sólo superado por los momentos en los que no ha participado. Ni mucho menos pensaba que los de verde fueran favoritos. Ahí está lo que publiqué en su día, pero lo que tampoco se puede es ir de víctima frente al único cabeza de serie que no es de Euroliga y al que casi duplicas en presupuesto. El problema es que a la hora de la verdad no hubo ningún momento en que el equipo diera la mínima señal para poder creer en él y dejó señalados a muchos de los integrantes del plantel, y aún queda muchísima temporada por decidir. Si a todo esto se le une la lesión de Jaime Fernández es para maldecir el viaje a Madrid.
Y ahora, ¿qué decimos? Pues yo sólo puedo decir que ojalá los que tan mal lo han hecho en muchos momentos sean capaces de arreglarlo en lo que queda. A pesar de las ausencias que tiene el equipo (al igual que el resto) y lo que en un principio arrancó bien, tenga una buena resolución.
La Copa del Rey de 2019 se recordará en Málaga por lo mal que estuvo nuestro equipo y en toda España por el follón tan monumental que se montó gracias a los árbitros. Aunque estando presente Pérez Pérez es tan natural como un caballo que galope. Ojalá esto sirva para que la ACB dé un golpe de timón real y modifique las estructuras y las formas que no funcionan desde hace bastante tiempo. No sólo son los árbitros que han ido perdiendo nivel, sino que todo lo bueno que tiene disfrutar de los dos equipos futboleros cansa y supedita tanto la competición que rectificarlo parece imposible. Mientras tanto, Jordi Bertomeu debe estar frotándose las manos ante un posible cisma de los poderosos con respecto al resto. La excusa de la injusticia ahora se pone del lado madridista, sin importar que el clamor victimista estaba segundos antes en la acera contraria. Y mientras tanto, el planteamiento pasa porque el resto del mundo siga sufriendo de lo cotidiano lo que a ratos sufrieron los grandes en Madrid.
Nuestro deporte es tan grande y tan bonito que lleva mucho tiempo resistiendo, pero en justicia urge arreglar todo esto. Lo lamentable es que necesiten reventar los grandes para que se tome conciencia de la necesidad de soluciones, algo que no sólo es a nivel general, sino que por aquí también habría que aplicar en lo particular.
Soluciones muy necesarias.
19
Feb
Estimado Juan Carlos, el partido de cuartos en Málaga perdido ante el Zaragoza de Abós tampoco está mal como recuerdo nefasto. Vara el comentario como complemento a la estupenda columna.
Muy cierto, momento importante de inventiva de Joan Plaza y de arrugamiento general del equipo. Lo del experimento de Sergi Vidal de base y el banquillazo de Mindaugas Kuzminskas es algo indeleble en la memoria. Muchas gracias por todo. Un saludo.