El espíritu de Rosendo.

23 May

Cualquiera que lea el encabezamiento de la columna puede preguntarse qué tiene que ver el artista de Carabanchel con el baloncesto. No me consta ninguna relación con nuestro deporte, pero aparte de ese ataque de sensatez que tuvo hace poco diciendo no a una estatua suya en su barrio, necesito apropiarme de su éxito de 1985, “Loco por incordiar”.

Viene todo esto por la ACB de nuestros sufrimientos y amores, que tiene un problema tras otro encima para el gran público, los follones de la liga de baloncesto española son tantos, que incluso tirando de memoria se quedarían algunos fuera.

Con el final de la liga regular, aparte de las alegrías que han supuesto para algunos como UCAM Murcia o Montakit Fuenlabrada meterse en playoff, está la decepción que ha sido para Dominion Bilbao quedarse fuera del mismo o el drama que para Gipuzkoa Básket y sobre todo para Movistar Estudiantes supone descender.

Ni vascos ni madrileños han perdido por primera vez la categoría en la cancha, ya lo hicieron hace poco, y ese lobby con leyes propias que adecúa según le conviene los mantuvo en ACB, por tanto no hay que descartar que lo que ha dictaminado el juego, sea reescrito por el hombre, o mejor dicho, por la institución que se supone ha de remitirse a la ley, no a dictaminar la suya propia.

Si aquí nos damos por expertos en injusticias con el tema Euroliga, este verano se va a llevar varios premios a la hora del movimiento de equipos LEB-ACB, si andamos flojitos de memoria, se supone que el Ourense Provincia Termal tiene que jugar el próximo año en la primera categoría, ya que ganó su derecho en la cancha la temporada 2014/2015 y aunque no llegó a cristalizar, en la práctica se aplazaba para la temporada 2016/2017. El desarrollo de la segunda categoría ha dado ya un nombre como campeón, el del Quesos Cerrato Palencia y en puertas para llegar están el Melilla Baloncesto y el Peñas Huesca.

De los tres equipos mencionados, quien lo tiene más complicado en la cancha son los aragoneses, que quizá sean los que más predicamento tienen en la ACB, haber estado en su momento en la primera categoría le confiere algo de ventaja, pero la situación de la eliminatoria, con un 2-0 ya a favor de los norteafricanos se lo pone muy difícil. Los castellanos tienen en su contra un pabellón que está muy lejos del aforo mínimo requerido, aunque hablen de ampliación, no es algo que se estime como factible de inmediato. En el caso del Melilla Baloncesto, los de la ciudad hermana repiten el caso de la cancha de juego, pero ahí parece que el gobierno autónomo ya están por la labor de ampliar el Pabellón Javier Imbroda y apoyar presupuestariamente con lo necesario para que el tema despachos no sea un problema en algo que sería histórico: que el decano de la LEB abandonara la categoría por la puerta grande.

No he mencionado en ningún momento el famoso canon, algo declarado ilegal por el Tribunal de la Competencia y que la asamblea de la liga ha decidido mantener en un alarde de insumisión judicial tipo revolucionario y para que nadie se aburra y se pierda con cifras, entre una cosa y otra (canon de ascenso, fondo de ascensos y descensos, aval y cuota de participación en ACB) hay que buscar siete millones y medio de euros (IVA incluido, que también lleva), pero hay que preocuparse, todo esto es sin poner el balón a botar, porque hay que garantizar un presupuesto mínimo de millón y medio, así que, con un total de unos nueve millones, que colocaría a ese club entre los cinco más ricos de la ACB, tienes una plaza en ACB, para ser de largo, el último de la fila, y todo esto si te aceptan, claro.

Que cada uno evalúe la justicia o injusticia del derecho de admisión aplicado por el club privado que es la ACB, aunque desde la misma se nos hable de viabilidad de proyectos y toda esa palabrería usada para maquillar la verdad, entonces me pregunto de qué forma se sostiene año tras año la perpetuación de equipos que en las últimas cinco campañas han descendido dos (Movistar Estudiantes o ICL Manresa) y tres veces (Gipuzkoa Básket), ¿es necesaria la ejecución pública de un club como ocurrió con el Valladolid CB para tener claro que es preferible la regeneración de la competición? Ellos sabrán, de momento, los problemas provocados por elementos ajenos en forma de Euroliga molestan, pero los internos, los que traen los equipos que están y los que quieren llegar, como canta el gran Rosendo Mercado, parece que están aquí locos por incordiar.

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