Espíritu de club

4 Ago

La semana pasada hablaba de quintetos, ahora lanzo uno al aire: Alonso, Ruíz, Jiménez, Guerrero y Sabonis. Salvo por la presencia del joven lituano, muchos desconocerían a los componentes de este grupo, pero si digo que han sido miembros de la cantera de Los Guindos, seguro que les sonaría a más de uno.

Efectivamente, Francis Alonso, Víctor Ruíz, José Alberto Jiménez, Rubén Guerrero y Domas Sabonis tienen en común que ahora buscan su progreso más allá del Atlántico, estos días se ha conocido que José Alberto Jiménez también marcha a Estados Unidos. Los cinco pasaron por las canchas de la Avenida Gregorio Diego, conocieron los éxitos en categorías inferiores con el Unicaja y no han visto adecuado continuar vistiendo de verde para conseguir sus metas vitales.

Más allá del caso de Domas Sabonis, jugador a todos los efectos de la primera plantilla el primer año de Joan Plaza, y que dejaba aparcado momentáneamente el baloncesto profesional porque quería estudiar y para ello su país de nacimiento ganaba por goleada al nuestro, los otros casos son cada uno de un calado diferente, los hay que tienen que pagar el peaje de pasar por un Junior College para tomarle el pulso a su nueva situación, que pasan por otra universidad antes de llegar a la que los ha llevado a USA, pero todos coinciden en transmitir un mensaje: el sistema existente en la actualidad no es válido para alcanzar el éxito.

En Málaga se nos ha llenado siempre la boca con eso de club de cantera. Somos conscientes de la inversión que se hace en los equipos inferiores y los resultados están ahí, lo que habría que plantearse es si son suficientes o son realmente los que se buscan.

En los últimos diez años, en las tres categorías que celebran campeonato de España según la FEB (Infantil, Cadete y Júnior), los equipos cajistas han jugado semifinales en diecinueve ocasiones, quedando campeón en tres de ellas -todas en categoría Júnior-, la última en la temporada 2008/2009, y habiendo jugado cuatro finales más. En esos mismos diez años, la aportación de jugadores de cantera al primer equipo asciende a veintitrés, de ellos, sólo siete han pasado de veinte partidos con la camiseta verde (Augusto Lima, Domas Sabonis, Rafa Freire, Alfonso Sánchez, Álex Abrines, Maodo Nguirane y Mychal Chylinski), cuatro de ellos han jugado entre diez y veinte partidos (Pablo Almazán, Kenan Karahodzic, Vitor Faverani y Alberto Díaz) y los doce restantes no han llegado a diez (Morayo Soluade, Paulao Prestes, Dejan Todorovic, Romaric Belemene, Luis Conde, Pavel Ermolinskij, Pablo Movilla, Carlos de Cobos, Pepe Pozas, Miguel Servera, Ognjen Kuzmic y Rai López).

De entrada, hay nombres en la lista que me dan cierto sonrojo, como colocar como canteranos a Abrines, Chylinski, Servera o Kuzmic, la realidad es que aparte del gran número de jugadores no españoles (a Sabonis lo considero de aquí, no en vano ha sido una rara avis completando todas las categorías desde Pre Minibásket hasta sénior en Los Guindos), jugadores que hayan completado su formación en Málaga, sin pertenecer a ese grupo de “profesionales” en Cadete o Júnior, sólo me salen nueve, y si obvio a Sabonis y Sánchez, ninguno ha llegado a veinte partidos en diez años.

Aquí hace tiempo que el criterio de territorialidad en la cantera se amplió, hubo argentinos aunque no trascendieron al primer equipo, llegaron europeos “exóticos” como Chylinski o Ermolinskij, brasileños: Faverani, Prestes, Lima o Freire. Ahora que la NBA descubre África con un partido en Johannesburgo, la cantera cajista ya había llegado años antes, aunque en general, el impacto de los jugadores africanos, muy en boga ahora, aún está por ver, rumanos y balcánicos, puede que sean la próxima hornada.

¿Es válido el camino seguido? Habría que plantearse para empezar qué se le pide a la cantera, si vamos por la política resultadista y de llegar a las fases finales de los campeonatos de España, parece correcto contar con chicos de más allá de nuestras fronteras como viene siendo habitual, de estos últimos diez años sólo en una ocasión un equipo no llegó al Campeonato de España de la categoría (se clasificaban doce y desde hace cinco, treinta y dos) no en vano, ha habido equipos del club de categorías inferiores que llegaron a tener seis extranjeros. Ahora bien, si lo que se pretende es que sea importante y algo más que una bisutería que se saque a pasear cuando convenga, hay que plantearse si merece la pena extender la relación con los agentes a jugadores de categorías inferiores, con profesionales en cadete o júnior, trasplantando a chicos de Sao Paulo, Dakar o Sarajevo para tener que rendir como jugadores, dejando de lado su integración personal, al final lo que se consigue engorda el palmarés del entrenador de turno y del club, pero no creo que cumpla con el objetivo fijado. Recordar casos como los de Jesús Lázaro, Curro Ávalos, Gabi Ruíz o Ricardo Guillén, malagueños a través del baloncesto, no parece que tengan que ver con el día de hoy.

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