Ganas de hacerlo bien

2 Sep

Arrancó la Copa del Mundo. Siempre que hay celebraciones en casa se supone que han de tener una gran repercusión, han de promocionarse, darle la publicidad necesaria y tener el altavoz imprescindible para dar conocimiento al número máximo de personas.

En varias ocasiones he escrito de la franca recesión de nuestro deporte en televisión y por su cada vez menor presencia televisiva. Con respecto a la cobertura de la competición, ya tuvimos el «sopapo» de RTVE y la fase de preparación que dejó bien claro que le importa poco o nada. Para la parte oficial del Mundial, la duda era cómo iba a hacerlo Mediaset. Cuando hemos hablado de baloncesto en televisión, quitarse de la memoria la cobertura que hizo en su día la desaparecida Marca TV o la que hizo La Sexta cuando tuvo oportunidad de retransmitir a la selección es muy complicado. No sentir nostalgia por las retransmisiones de Andrés Montes y compañía del Mundial de Japón es como no añorar la cocina de casa cuando comías en el cuartel.

No sólo era la parte dulce y gloriosa que terminó con el título continental, es tan simple que ver la ilusión que transmitían parece que sea otra época demasiado lejana, y para nuestro deporte (o al menos para la cobertura televisiva del mismo) no ha de serlo.

Es doloroso para la afición a nuestro deporte lo que estamos observando. Teniendo un grupo que aspira a todo se tiene la sensación de maltrato. No concibo cómo deben andar las cosas por la FEB, todo un modelo de autobombo y capacidad máxima de promoción de todo lo que suene a buenas acciones de la presidencia de José Luis Sáez, mientras contempla que la elegida por la FIBA, el imperio de Telecinco, Cuatro y compañía está arriba de todas las críticas de las redes sociales con un hashtag en Twitter (#AscoMediaset) que es un éxito total. La gente está que trina, para la FEB el tema de difusión no va a ser el mejor de los aspectos cuando hagan resumen del campeonato y para la FIBA, con coger dinero, no hay problema. Para ellos eso de la promoción es un aumento de sueldo o algo así.

No sé si por el cabreo generalizado o fruto de un ataque de sensatez, se anuncia con alegría que además de las retransmisiones ya previstas, habrá seis partidos más a través de la web del grupo. Seguro que ya lo saben, pero a los frikis de este bendito deporte (y somos muchos, palabra) el ponernos un partido por una web es como recordar que el agua es necesaria para vivir: demasiado obvio, innecesario. Cuando la gente reclama más partidos no reclama un Irán-Egipto por una web. Lo juro, tenemos en los favoritos del ordenador al menos a dos plataformas que nos sirven para ver partidos, aunque sean de la liga de Ucrania, no hace falta que nos hagan regalos de incalculable valor (modo irónico muy, muy activo), limítense a ponerlos en la televisión.

Si Mediaset quiere hacer algo bien, que use cualquiera de sus canales y ponga los partidos a disposición de quien quiera verlo. Que no me vendan que el México-Angola va a ser un desastre de audiencia, no me creo que un episodio de la segunda temporada de CSI Villarriba tenga mayor tirón en Divinity, FDF, Boing o Energy. Nadie reclama quitar de en medio cualquier versión de los «Sálvame» para la regeneración moral de la cadena, simplemente que no fastidien. Si no quieren el producto, no lo compren. Y, sobre todo, si lo tienen, que el encargo de las retransmisiones no se la entreguen a alguien que está a años luz del nivel mínimo requerido, al menos por ilusión y ganas de querer a lo que está haciendo. Porque estoy temiendo el cierre del mercado de fichajes de fútbol, que con la crisis que tiene -ya- el Real Madrid estamos que no nos llega la camisa al cuerpo. En serio, lo que he oído en algunos partidos no me parece de recibo.

Más allá de todo esto, creo que si tras este nuevo golpe a la salud de nuestro deporte no hay un momento de reflexión y de toma real de decisiones para recuperar el prestigio perdido, llegará el próximo evento y pondremos el grito en el cielo los de siempre cuando comprobemos que lo habitual: ningunear al baloncesto termina pasando a ser normal.

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