Hablaba la pasada semana de una supuesta falta de glamour del Mundial, no sólo del de España, sino también los anteriores. Es una competición que está ahí, a caballo de los Juegos Olímpicos y de los campeonatos continentales y parece que altera la situación de los jugadores. Si no fuera porque se celebra en nuestro país, el tratamiento sería diferente, y nos tendría algo más desconectados, o menos enganchados, si cabe. Con las redes sociales es relativamente fácil seguir todo lo que va ocurriendo. Que si vienen todos, que si se lesionó tal o cual jugador, que cuándo televisan el partido de España… El Mundial que se va a jugar a partir del día 30 va a echar de menos a varios jugadores. Algunos renunciaron antes de conocer la posibilidad de venir a nuestro país. Otros han quedado fuera por las lesione. Al final no podremos ver -entre otros- a Nando de Colo, Tony Parker, Vasiljie Micic, Vladimir Lucic, Ognjen Kuzmic, Vassilis Spanoulis, Carlos Morais, Peter John Ramos, Manu Ginóbili, Kevin Durant, LeBron James y Paul George. Las ausencias son lamentables y respetables, sobre todo porque muchas vienen provocadas por lesiones o aspectos contractuales. Algunas por desavenencias con quienes pretenden mandar (y aquí quienes son las estrellas son los jugadores, que no se olvide), y ver que hay que prescindir de los mejores es una pena. No he mencionado en esa lista a otras ausencias que podemos tener en la cabeza, como Dimitris Diamantidis, Dirk Nowitzki o Kobe Bryant que estaban fuera por otras causas antes de empezar a pensar en los que iban a venir. Perder por lesión a algunos jugadores, como ha ocurrido con Morais, De Colo, Ginóbili o George está dentro de las reglas del juego, son imponderables que no pueden tomarse como cosas a prevenir, sobre todo cuando además tienen consecuencias tan graves como la lesión del jugador de Indiana Pacers. Pero a pesar de las ausencias, creo que el elenco de jugadores que quedan para que jueguen el torneo seguro que nos harán disfrutar del juego y de los partidos que podamos ver. Ahora bien, todo eso es otro problema. Para esta ocasión, nosotros los malagueños no tendremos la suerte de ver partidos en directo. Sobre la elección de las sedes ya se habló; preguntarse si hay algo más que interés económico en que se juegue el Mundial en sitios como menos cuestionables es algo natural, sobre la difusión que va a tener, es otra historia a tener en cuenta. La fase final va a estar en manos de Mediaset, el grupo que tiene a Telecinco como marca principal, a través de Cuatro y Energy retransmitirá los partidos de la competición, pero no hay que perder de vista que el España-Serbia irá en diferido, porque la selección de fútbol juega ese mismo día. Para que nadie se rasgue las vestiduras, no está de más recordar que RTVE, eso que pagamos entre todos y que se supone ha de dejar contento a la mayor parte de españoles, es quien tiene la retransmisión de los partidos de la fase previa a través de Teledeporte. A día de hoy, de cinco partidos, dos se han ido al limbo: uno sin imágenes, el jugado en Turquía; y otro aplazado a última hora, por culpa de un torneo de tenis que jugó David Ferrer en Cincinnati, ni siquiera un Grand Slam, pero esto es así... mientras nos tragamos cualquier cosa que suene a fútbol de-lo-que-sea y Teledeporte es coto cerrado para el tenis, aunque sea el torneo de la Barriada Nuestra Señora del Señor, el baloncesto recoge un menosprecio sistemático fruto, creo, de una gestión pésima que provoca que esté maltratado. Entrevistada Paloma del Río, directora del canal, mencionaba que las prioridades eran tenis y ciclismo, que el resto tenía que ir a remolque, incluso hacía un guiño diciendo que si la selección U17 (tiempos aquellos de Sub tal o Sub cual) hubiera jugado la final hubiera desplazado a la natación sincronizada, cosa que tampoco entiendo, aunque sea perjudicar a nuestro deporte. Hace poco tiempo se filtró el cierre más o menos cercano de Teledeporte. Tras la habitual alarma que termina traduciéndose sólo en la redes sociales, con grupos indignados en Facebook y Twitter, el resto quedó en lo que es: nada. ¡Qué quieren que les diga!, me he acostumbrado a ver las retransmisiones de baloncesto en RTVE con la voz quitada, me aportan poco o nada, y honestamente, a este paso, no voy a echar de menos la información que proporcionan, sobre todo por plana y la nimiedad que aportan. No puedo sino recordar ese Olympiacos-Unicaja de Euroliga programado en su día por Teledeporte que no vimos porque Rafa Nadal jugaba en París-Berçy y retransmitieron el partido (no era Grand Slam, y ni siquiera la final) por La 2 y Teledeporte a la vez, y seguro que si hacen memoria, aparecen más y más afrentas, porque de buen trato, el baloncesto lleva mucho tiempo huérfano por parte de las televisiones. El problema es que a la hora de defender el producto y la difusión de nuestro deporte parece que los encargados son los peores enemigos.
Ausencias y añoranzas
19
Ago