Susto o muerte.

15 Jul
La noticia de los últimos días, dándose con absoluta seguridad la 
retirada de la Licencia A de la Euroliga al Unicaja, anticipada en su 
cuenta de Twitter por José Ignacio Huguet de «El Mundo Deportivo», se 
extendió de manera centelleante por las redes sociales (que es como se 
informa uno ahora) y puso en guardia a todo el mundo que tenía que ver 
con nuestro deporte en Málaga. En un rato, tras la bofetada que 
significaba para la incipiente recuperación de las antiguas glorias 
vividas en Los Guindos, fueron apareciendo informaciones que dejaban 
huérfano el receptor de la noticia, pero que hablaba de la realidad de 
la misma al confirmar que España perdía una Licencia A. Vamos: susto o 
muerte.
Desde el club, por boca de Carlos Jiménez y Eduardo García se 
comentaba que no se sabía nada, y el jueves, Emilio Guerrero conseguía 
que Jordi Bertomeu hablara en la sintonía de «Cope Málaga» y nos 
trajera a la memoria esas declaraciones de Michel Platini sobre 
nuestro Málaga CF diciendo que nada era culpa suya, que lo que fuera 
se votaría por un organismo que él no dirigía, pero que no había nada 
decidido… Desde que la noticia salió –de forma más o menos acertada– a 
la luz hemos vivido reacciones de todo tipo y sobre todo mucha 
desinformación. Afortunadamente el pasado sábado en estas páginas, 
Fali Guerra dejó bien claro con un gran artículo las bases que iban a 
decidir qué club de los cuatro españoles iba a perder el privilegio de 
tener asegurada su participación año tras año en la mejor competición 
europea. Simplificando, y si las normas no cambian de aquí a final de 
la temporada 2014/2015 –que tampoco es descabellado–, el Club 
Baloncesto Málaga tiene casi todas las papeletas para quedar fuera del 
selecto grupo de elegidos, sobre todo porque se van a tomar los 
parámetros de 2009, y no creo que nadie haya olvidado la travesía de 
ese largo desierto que aún no sabemos si ha terminado de atravesar 
nuestro Unicaja.
¿Por qué parámetros de 2009? ¿Y por qué no? Dirán por ahí. Las 
declaraciones de Jordi Bertomeu recuerdan esa magistral frase del 
genio Groucho Marx que decía eso de: “Éstos son mis principios, si no 
les gustan, tengo otros». Que se dispute una competición y no se sepa 
la normativa que se va a aplicar para determinar si se puede continuar 
o no a la temporada siguiente es de las de nota, pero ni esto pasa a 
ser definitivo, ni es algo que viene de nuevo, sino desde hace 
bastante tiempo.
La Euroliga pretende cambiar la normativa de invitaciones y que los 
participantes tengan ascensos y descensos, relacionándola con la 
Eurocopa, pero mientras llega, intenta contentar una vieja 
reivindicación que hay desde lejos de España: recortar los equipos de 
nuestro país que disputan obligatoriamente la competición. Esto es 
algo que se viene pidiendo desde hace tiempo. Está claro que la 
pujanza de otras ligas, como Rusia o Turquía, no se ha visto reflejada 
en mayor número de equipos. Todo ello por no hablar de los movimientos 
internos que unos años horrendos y con un rendimiento demasiado lejos 
de lo que requería un equipo que jugase entre los mejores de Europa, 
facilitaba por parte del equipo malagueño que Valencia o Bilbao 
reivindicaran con toda justicia su presencia ocupando su lugar.
Ahora se dice que si el público o la tele va a influir –mejor 
explicado que Fali no lo voy a hacer yo–, ni creo que se vaya a 
arreglar este año, porque se queda diluido al tomar datos desde 2009, 
y tener dos años con dos octavos puestos y otros dos con dos novenos 
en ACB hace casi imposible reconducir la situación. Así que sólo queda 
hacer una buena temporada en España y quedar entre los cuatro 
primeros, siempre y cuando estén entre ellos los otros equipos de 
Euroliga. Cosa que, por otro lado, me parece algo normal y exigible de 
manera natural para lo que es y lo que queremos que sea este Unicaja.
Seamos sinceros y claros: lo anormal es lo que hemos visto y lo que se 
ha aguantado. No es lógico hacer temporadas tan malas como las que se 
han visto en Málaga pretendiendo ser parte de la élite. No es de 
recibo pretender que eso no pase factura, sea cara al público o al 
estatus que tenga el club. Y que éste no se resienta cara al exterior. 
Aunque en su momento llegué a oír a gente de los medios decir «tampoco 
pasa nada por jugar la Eurocopa… (!)» o a gente del club que «el 
capítulo de abonados tampoco tenía tanta importancia…», lo cierto es 
que esa afirmación tendría que hacerse en Valencia, que ya llevan tres 
títulos y no les ha servido para estar entre los mejores del 
continente. Llevamos en Málaga mucho tiempo tranquilos con la 
situación conseguida, pero sin valorar ni lo que tenemos ni lo que 
puede perderse. Nunca se podrá cuantificar el valor publicitario 
aportado por el baloncesto al propietario, ni creo que seamos capaces 
de aventurar que hubiera sido la vida de nuestro deporte sin la 
aportación de Unicaja Banco. Dejar la Licencia A no significa la 
expulsión de la Euroliga, pero sí va a obligar a estar hasta el final 
con toda la tensión del mundo.

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