Cuando llega el corte para la Copa del Rey es tradicional poder hacer una reflexión, una evaluación más o menos profunda del rendimiento del plantel y una revisión de la temporada.
En Málaga, aunque pueda resultar algo prematuro a falta de la próxima jornada, parece que cala la «causa republicana». Que eso de festejar títulos monárquicos no va con nosotros. Claro está, siempre que el domingo al mediodía no se termine confirmando la tercera ausencia del Club Baloncesto Málaga en cuatro torneos coperos.
Ojalá esta noticia no sea real el próximo 13 de enero, pero si llega a serlo, palabras como fracaso o decepción volverán a aparecer. Hacer cotidiano el rendimiento negativo es pernicioso, sobre todo porque creo firmemente que esta plantilla no es peor que las de algunos equipos que estarán en Vitoria en el mes de febrero, a pesar del rendimiento. Pienso que este equipo tendría que estar mucho más arriba. Para ello vinieron estos jugadores y este entrenador, y así tendría que ser.
De forma individual y de manera colectiva, el plantel del equipo malagueño tendría que estar más arriba, peleando con otros equipos distintos de Asefa Estudiantes y Blusens Monbús Obradoiro, teniendo que haber superado ya a escuadras como CAI Zaragoza, Herbalife Gran Canaria o Uxúe Bilbao. Resumiendo: no entiendo que los jugadores que están vistiendo la camiseta verde tengan el rendimiento que los pone al nivel de equipos que aspiran simplemente a mantenerse en la Liga Endesa.
La plantilla tiene muchos jugadores parecidos, salvo el caso de la particularidad de Marcus Williams en el base y los casos de Andy Panko y Kosta Perovic en el juego interior, casi todos los jugadores se parecen mucho entre sí. Los aleros por su lado y los interiores por el suyo, pero insisto, me parece un grupo al que es posible sacarle un mayor rendimiento y que con el cambio de James Gist por Andy Panko vía Panathinaikos, el formato del plantel cambia, al ser el ex jugador de Lagun Aro un tipo de jugador que no estaba en el equipo hasta su llegada. Así con él, se dota de mayor riqueza táctica al juego del equipo.
Pero el problema mayor que veo es que no le noto evolución al baloncesto desarrollado en cancha desde el principio de la pretemporada. Y después de 28 partidos, esperaba que la mano del entrenador se notara, que ya quedase patente.
No me considero un impaciente, ni mucho menos, sobre todo tras haber visto cómo las plantillas de Sergio Scariolo empezaban de forma irreconocible y totalmente distinta a como terminaban. Pero de momento, estoy esperando que el trabajo del entrenador sea palpable, que el estilo de Jasmin Repesa se vea y se note. Pero no llega y el tiempo ya corre en contra, porque arrancar con una decepción no va a ayudar a darle solidez a un proyecto que tampoco se ha vendido bien desde dentro a aquellos que estamos al margen y fuera del entorno que rodea al club.
Lo ideal sería poder hablar de las posibilidades que ofrece la Copa del Rey, pero ahora, todo lo real pasa por no tener un desgaste excesivo en el partido de Atenas (mala cosa, ir dejando pasar oportunidades en Euroliga), conseguir una victoria ante el Cajasol de Aíto García Reneses y esperar que los equipos catalanes nos hagan un favor.
De no ser así, justamente el equipo de nuestros amores se quedará fuera y sumará otra mala experiencia al demostrar que aunque tenga plantilla suficiente, no está, por rendimiento, en la mitad superior de la tabla de nuestro país.