Me llama la atención el impacto que ha tenido la puesta en escena de Jasmin Repesa en Málaga con la competición. En cierto modo me sorprende que esta situación haya cogido fuera de juego al entorno. Habitualmente, y Málaga no es una excepción, cuando ha habido un inquilino en el banquillo etiquetado como dócil, su sustituto ha sido invariablemente de corte opuesto. No se trata de tener primero a la Virgen María y después un cruce de Stalin y Hitler, sobre todo porque no es habitual que el sustituto mantenga la misma plantilla que ha tenido el entrenador «paterfamilias».
Un simple vistazo a los entrenadores de la época moderna del Unicaja no hacen sino corroborar esta idea. Tras Bozidar Maljkovic –figura que aparte de lo que supuso para el baloncesto en Málaga es quien creo que más similitudes tiene con el actual– llegó Paco Alonso, hombre de la casa que se confiaba que fuese una apuesta ganadora. El nivel de exigencia de cada uno de ellos hacia el club y en especial hacia el estamento dirigente era diametralmente opuesto, y así algunas exigencias del serbio, más propias de estrella del rock, fueron habitualmente filtradas para que su no renovación resultara más que comprensible por parte de los medios que podrían criticarla.
El paso de Paco Alonso por el banquillo duró ciertamente poco. La suerte en forma de bancarrota en la Virtus de Bolonia trajo a Sergio Scariolo a Málaga, junto con él los éxitos y también un cúmulo de exigencias e incomodidades ante el estamento directivo, las cuales hacían de cada verano un continuo desvelo intentando adivinar cual era la desavenencia técnico-club que teníamos que afrontar.
De la estancia de Aíto García Reneses no tengo las ideas tan claras. Lo cierto es que del madrileño se ha dicho casi de todo: que si vino a jubilarse, que si sólo le importaba cobrar, que si no entrenaba, que si no quiso a Carlos Cabezas… cualquier cosa cobraba credibilidad por disparatada que fuera si llevaba al entrenador en la frase. Lo cierto es que no había declaraciones altisonantes o desavenencias públicas (hasta el día que él quiso y vaya si se notó).
El tiempo que estuvo Chus Mateo alimentó en gran medida la teoría que expongo. El equipo, especialmente en la última época, fue el paradigma de necesitar un cambio que cuando terminó llegando fue demasiado tarde. La pregunta que me hago es si 60.000 euros era un precio demasiado caro por Krunoslav Simon, que no hubiera significado ninguna salida de la plantilla (por Gerald Fitch), además ni el rendimiento ni el coste de Troy DeVries creo que mejorasen mucho la aportación del croata que hoy está en plantilla.
¿Por qué no vino Simon? Seguro que con el actual inquilino del banquillo hubiera venido, no me imagino tantas «largas». Repesa aguantando tanto. Del bosnio-croata se dice que maneja mejor el día a día en los entrenamientos que los partidos, pero lo que lo avala ante el gran público es lo que se comenta fuera del entorno del primer equipo sobre el nivel de exigencia. Esas ruedas de prensa que son cualquier cosa menos aburridas. O vídeos que las redes sociales popularizan con un entrenador «poniendo tieso» al equipo cuando aún ganando sin apuros en el marcador, lo hacen merecedor del favor.
Aunque nadie tiene en cuenta el palmarés, me llama la atención cómo su fichaje –un año más otro opcional– se cuestiona de inmediato pero en positivo, filtrándose (de forma intencionada o no, con más o menos verosimilitud) el deseo de ampliar la vinculación contractual. Lo lógico sería esperar a ver cómo evolucionan las cosas, porque aunque la figura de Jasmin Repesa asegure focalizar sobre él casi todo, desviando la atención de jugadores o consejo, la contraprestación puede llegar a ser muy alta.
De entrada, el esbozo de plantel que se nos insinuaba desde el club, con Augusto Lima de alero alto, Nedzad Sinanovic y Ognjen Kuzmic de integrantes en el juego interior y Álex Abrines de estrella se parece tanto al actual como el día a la noche. Naturalmente el cambio ha sido para mejor, al menos en mi opinión, y no creo que el factor que diferencia a un proyecto a otro esté en la salida del mallorquín camino del Regal FC Barcelona.
La presencia del seleccionador de Croacia está en la línea de grandes entrenadores que hemos tenido por aquí: duros, firmes y exigentes. El tiempo y la cúpula directiva dirán al final si su recuerdo deja tan sólo la incomodidad que los jefes tuvieron con sus predecesores, mientras tanto, hay que intentar aprovecharlo, no estamos para desperdiciar lujos.