Ya parece que se disipan los ecos del verano de selecciones, otro más en el que sigue engordando el palmarés de la Federación, no sólo con el logro de Londres (aunque es muy complicado quitar la duda que pesará siempre sobre algunos partidos de la primera fase), sino con los de alguna selección inferior que también se ha visto salpicada por esa máxima filosófica de «el fin justifica los medios» de Niccolo Maquiavelo, perfectamente aplicable al Método FEB, ese manual de estilo que viene a ser la piedra filosofal, que convierte a cinco chicos o chicas con una camiseta roja en portadores de metales en cualquier competición.
Los resultados están ahí y no voy a ser yo quien niegue la mayor. La cosa funciona, está claro, y algún mérito tiene que haber, aunque no creo yo en la responsabilidad absoluta. Creo que hay felicitaciones para todos y que hay que aplaudir a jugadores, entrenadores, FEB, equipos que entrenan a los jugadores once meses al año y al consejo de ministros que de vez en cuando echa una manita para procurar que ese chaval de más de dos metros nacido en sitios tan castizos como Srebrenica o Douala pierda el sueño por jugar en la ÑBA versión U-lo-que-sea.
Lo que viene ocurriendo luego, es que, tras procurarle «papeles» a ese jugador (momento en que los primeros beneficiados son el club y la federación territorial para el Campeonato de España correspondiente), si encima, tenemos la suerte que tenga calidad para jugar en la ACB o en la NBA, hay que hacerle sitio en la selección. Aquí somos muy de don Miguel de Unamuno con eso de «que inventen ellos» y esto ya lo llevan haciendo muchos años, especialmente en los países procedentes del antiguo bloque soviético, donde son maestros en nacionalizaciones exprés, motivo por el cual la FIBA regularizó el tema, limitando a uno el número de los naturalizados en las selecciones.
En España hemos tenido casi siempre gente nacida fuera de nuestro país defendiendo nuestros colores. Gente como Luyk, Brabender, Sibilio, De la Cruz, Smith o Rogers entre otros. El problema viene ahora, cuando tenemos un jugador más que destacado en la NBA (Serge Ibaka) y una estrella emergente en el baloncesto ACB (Nikola Mirotic). La no posibilidad de coincidencia entre el congoleño y el montenegrino no ha de ser un motivo de fricción, al menos de momento, pero cara a citas futuras el problema casi que está encima de la mesa. Se había filtrado por la FEB o medios afines el denodado esfuerzo realizado para que puedan coincidir ambos, pero parece que por ahí no hay salida. Tal vez puede parecer más próximo que el Eurobásket 2013, el que se va a celebrar en Eslovenia, sea el momento de descanso del núcleo importante, sobre todo de los NBA, entre los cuales se incluye Ibaka y pueda resultar más que destacado el concurso de Mirotic con el equipo nacional.
El problema viene porque el chico ya ha dejado claro que para esto no necesita al estamento de Pepe Sáez y compañía, que si su futuro está en la NBA, ya es importante en el Real Madrid, y con la nueva reglamentación, va a seguir siendo jugador formado localmente, ¿por qué no jugar con Montenegro la próxima cita de selecciones? ¿Qué ha provocado la hipotética llamada de la sangre para Nikola Mirotic? La república de nacimiento de Dusko Ivanovic está jugando el Preeuropeo actualmente en el Grupo A, su selección es bastante potable y los resultados no hacen otra cosa que darlos como clasificados para la cita del verano próximo.
La dirige Luka Pavicevic, base de la mítica Jugoplastika Split de Boza Maljkovic y tienen de compañeros de grupo a Serbia, Israel, Islandia, Estonia y Eslovaquia, y de momento llevan cinco victorias en cinco partidos. Como posibles compañeros de Mirotic en la hipotética selección estarían gente como Nikola Pekovic (Minnesota Timberwolves), Nikola Vucevic (Philadelphia 76ers), Milko Bjelica (Caja Laboral), Blagota Sekulic (Canarias La Laguna) o Vladimir Dasic (ex Real Madrid y Gran Canaria, ahora en Olimpija Ljubljana). La plaza de nacionalizado es para Taylor Rochestie (fichado en Vitoria) u Omar Cook, el cual tras su paso por Málaga y Valencia ha sido nombrado recientemente capitán de la escuadra de Sergio Scariolo en Milán.
No es un mal equipo, tampoco creo que sea nada para desdeñar, tal vez el problema viene a ser que el chico no se siente importante aquí y ahora, que eso de ir de invitado parece que lo deja para las cenas o las fiestas con los amigos, y que las dotes de encantadores de serpientes, tanto de Sáez como de Scariolo no parece que estén funcionando, porque hay rumores de mal rollo con Ibaka.
¿Sería una pena no contar con Mirotic? Ni idea, para los que les importa la foto, las gestiones ya dieron su fruto (colgante al canto) al igual que con Rafa Freire (éste en la selección andaluza, aunque sea internacional con Brasil), Malick Fall (que quedó descartado de la española por la presencia de Mirotic), Ilimane Diop (un chico que no tiene pinta de vasco aunque juegue en el Baskonia), Adnam Omeragic (tan catalán como Artur Mas) u otros muchos que pueblan las canteras de los equipos sean ACB o no.