Balones fuera

6 Dic

Desde el córner de la gran liga futbolística se tira a puerta en un giro que va a las redes de los paraísos fiscales. Alta matemática y superior ingeniería financiera.

Exponer las miserias de las millonarias estrellas del fútbol no suma amigos. Siempre hay admiradores que los idolatran y dirán que la prensa miente, incluido algún juez instructor. El año ha estado salpicado de regates de los más rutilantes jugadores del primer nivel liguero. Ídolos de niños y jóvenes tienen una responsabilidad social, que no conocen ni les importa conocer. Son unos pocos, pero tan solo uno, ya sería motivo de recriminación. Se han paseado por los titulares de los grandes y pequeños periódicos, los Messi, Ozil, Neymar, Falcao, James, Coentrao, Mourinho (entrenador) entre otros. Y ahora, el inmenso ego de Cristiano Ronaldo es expuesto como uno de los evasores de impuestos. El rey de la cancha, el balón de oro, el máximo atleta del deporte más popular del mundo, también conoce cómo instalar su dinero en el paraíso de las Islas Vírgenes Británicas. Como todos los casos de corrupción, son perpetrados por individuos, que salpican a las instituciones donde militan. Mientras más ganas –y estos ganan altas cantidades de dinero–, menos ganas le dan de pagar a la Agencia Tributaria de España (Hacienda), según la ley. Los recaudadores están sobre la pista de estas piernas de oro, desde que en 2015 se les indicó que tienen que pagar la máxima contribución, 47 por ciento de sus ingresos. A algunos de estos, cuyas ganancias se multiplican altamente por los derechos de imagen, les viene pareciendo que es demasiada contribución. Y ahí están los asesores fiscales, expertos en escamotear, tiburones de las aguas caribeñas donde los famosos paraísos fiscales tienen sus puertos.

Ronaldo, ese prodigio de la naturaleza atlética, se ha valido de la empresa «Tollin Associates, registrada en las Islas Vírgenes Británicas, para ocultar sus ingresos por derechos de imagen, que sumaron al menos 75 millones de euros entre 2009 y 2014», según ha publicado este pasado fin de semana El Mundo. Esta operación financiera, con ramificaciones en Suiza, se podría catalogar como el gran gol de Ronaldo. Merece algo más que ser la bota de oro.

Como ahora es usual, las grandes cabeceras de la prensa mundial, se cohesionan en torno a macro investigaciones como esta. Son los Leaks, que reúnen documentos probatorios y que tienen la garantía de la multiplicidad de fuentes consultadas y comprobadas. Es una forma de salvar las horas bajas de la gran prensa, asediada por la contaminación informativa y opinativa en las RRSS. Intentan dar así a sus lectores la mayor aproximación a la verdad de los hechos. Dice el diario español que han trabajado con el semanario alemán Der Spiegel, desde donde se ha impulsado esta noticia. Han participado 12 medios de comunicación europeos. La indagación les ha llevado siete meses, sesenta periodistas involucrados en los casos del ya denominado Football Leaks y millones de documentos analizados. Esto apunta más allá del mágico Ronaldo.

Estos profesionales de la alta competición deportiva no han vivido la crisis financiera en España, ni falta que les hace. Estos chicos pobres de las favelas brasileñas, de las clases populares de Portugal, Inglaterra, Colombia, Argentina, y de tantos otros países, donde un niño empieza a soñar con un balón de trapo en sus pies descalzos, olvidan rápido de donde vienen. El lujo, el glamur de las pasarelas, los anuncios de televisión donde se convierten en iconos de la moda. Estos que se pasean en coches de alta gama, que lucen esmoquin imposibles, que se tiñen el pelo y rasuran la cabeza, creando tendencias entre los jóvenes («quiero ser Ronaldo o Messi»), éstos merecen todo el peso de la ley. Y eso pasa por pagar los impuestos que le correspondan, porque además de ser goleadores son defraudadores.

Del ‘jogo bonito’ a traspasar la línea de la delincuencia. Estos han vivido y viven al margen de una sociedad española, que ha perdido un 15 por ciento de su capacidad adquisitiva. Que ha visto reducido sus sueldos, que aún se mantiene en casi 20% el nivel de desempleo. Que atraviesa una crisis política e institucional grave. Un país aún en trance de la economía. Mientras, éstos meten goles y alegran al personal, manda su dinero fuera. Van a fiestas exclusivas. Viven la vida, con sus ganancias no declaradas a buen recaudo, lejos de estas costas. La realidad de estos Ronaldos, nada tiene que ver con la gente común.

Nada tiene esto que ver con el deporte del que son altos representantes. No todos defraudan, no todos son delincuentes. Pero los grandes clubes a los que sirven deberían velar porque sus jugadores cumplieran con lo que marcan las reglas impositivas de Hacienda, tienen que marcarlos. Una acción individual salpica a sus clubes, sin duda. Ellos al final pagan, tras pasar por los tribunales, lo ha hecho Messi. Veremos si Ronaldo se retrata en Hacienda. Pero el entramado está servido para ser usado. A mayor popularidad pública más compromiso con la sociedad se les debería exigir. Mientras tanto el juego continúa. Gol a Gol, euro a euro, estos ídolos de masas tal vez traspasaron la línea y no merezcan tanto exceso en sus bolsillos. Desde luego, la crisis latente no ha pasado por ellos. Viven en un Paraíso particular.

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