Venezuela: Insurrección ciudadana

27 Sep

La oposición atraviesa un campo minado por Maduro, que golpea sin piedad

Frente al feroz enemigo castro-comunista, que se ha apoderado de Venezuela, la oposición gana la batalla pírrica parlamentaria, pero no la guerra

Recomienda el general Sun Tzu en su manual canónigo, ‘El arte de la guerra’, escrito hace dos mil años, que lo primero es conocer al enemigo, si se le quiere derrotar. En el caso venezolano, el enemigo no es Maduro, sino el entramado geopolítico que lo ha puesto allí, que lo sustenta, que lo mantiene. La operación de Fidel Castro para apoderarse de Venezuela, hiriendo al corazón petrolero del imperio estadounidense, es un viejo sueño que alimenta al ‘caimán barbudo’ del Caribe, desde que junto a Ernesto ‘Che’ Guevara iniciaron la exportación de la revolución a toda América Latina, bajo aquella consigna de ‘uno y cien VietNam’. La estrategia, puesta en marcha en Venezuela durante los años sesenta, fracasó; como sucedió en Bolivia, donde el propio partido comunista boliviano entregó a Guevara. Pero la operación no ha dejado de ser un objetivo principal del último representante vivo de la ‘Guerra Fría’. Finalmente, gracias a los agentes internos, formados en Cuba como Hugo Chávez y su ahora seguidor Nicolás Maduro, el sueño castrista ha ido tomando forma en la Bolivia indigenista, en el Ecuador populista y en la Venezuela militarizada, donde el G-2 cubano ordena y manda. La oposición venezolana pareciera no haberse leído bien ‘El arte de la guerra’, mientras para Castro es libro de cabecera. El gobierno siempre le marca los tiempos a la oposición, y así no hay manera de sacarlos del poder. Dentro de 5.000 millones de años el Sol se habrá apagado, el chavismo también; pero mientras tanto, como el dinosaurio de Augusto Monterroso, sigue allí.

Sun Tzu dijo: “Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro. Si te conoces a ti mismo pero no conoces al enemigo, perderás una batalla y ganarás otra. Si no conoces al enemigo ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla”. Esto es lo que parece no saber la oposición venezolana. Formada por una agrupación de pequeños partidos, dispersa durante demasiados años, en una amalgama de intereses diversos y con señalados dirigentes que se desmarcan, y pese a haber conseguido ganar por una mayoría clara el Parlamento de los diputados, su fortaleza parece débil, ante los otros poderes, incluido el Electoral, que controlan los chavistas con la férrea intención de no soltar el poder jamás. Conocerse bien está plagado de dificultades y es la hora de incorporar a esa Mesa a los que están fuera. Tienen enfrente a un gobierno monolítico. La Mesa de la Unidad Democrática, MUD, que gobierna a la oposición se tambalea cuando equivoca y declara que el enemigo está vencido. Ni lo está, ni se espera que lo esté, pese al caos total en que han metido a la sociedad venezolana, incluidas sus bases. Han convertido a Venezuela en un país asediado por una profunda crisis humanitaria, reconocida ya por todos los organismos internacionales.

La esperanza de aplicar la ley constitucional referida a solicitar un proceso revocatorio del presidente, se ha visto frustrada. Ciertas voces alertan sobre la connivencia de opositores con el gobierno revolucionario. Sin olvidar el apoyo dado por Zapatero a Maduro. Sumen la constante maniobra del régimen por escamotear un revocatorio, que, de convocarse este año, habría puesto en sería dificultad al Ejecutivo. Al trasladarse a 2017, Maduro y su corte se enrocan hasta 2019, lo que les da tiempo para reorganizar su estrategia continuista. La MUD y el Parlamento opositor han perdido esta batalla. En política, si te marcan los tiempos estás perdido. Creer que se puede luchar con armas democráticas contra esta pandilla de anti demócratas es un error de cálculo político notable. A esos, que han utilizado al sistema democrático para acabar con él, no se les puede combatir solo con la Constitución en la mano. La oposición aparece débil ante el macro Estado atornillado en el poder y soportado por unas Fuerzas Armadas ideologizadas y compradas generosamente. Tienen tanto que perder, que se suicidarían antes de entregar el poder en las urnas. Eso no sucederá, no llevan esa opción en su ADN. A la oposición le quedan pocas salidas, tal vez la insurrección ciudadana. Pero la gente es dueña de su hambre y de su salud.

William Shakespeare lo dijo en la voz de Enrique V, cuando habla al arzobispo de Canterbury: “Os rogamos, me sabio lord, que nos expliquéis con pormenores, justa y religiosamente, si la ley sálica que tienen en Francia nos excluye o no de nuestras pretensiones. Y Dios evite, mi fiel y querido lord, que arregléis, torturéis o falseéis vuestra erudición, o que impongáis a vuestra conciencia una argumentación sofística para descubrirnos títulos dudosos, cuya legitimidad no coincidiesen con los colores naturales de la verdad. Porque Dios sabe cuántas gentes ahora saludables tendrán que verter su sangre en apoyo de aquello que vuestra eminencia nos impulse. Así, poned atención en la manera como comprometéis nuestra persona y despertáis la durmiente espada de la guerra. Os encarecemos, en nombre de Dios, que tengáis cuidado, porque nunca dos reinos semejantes han luchado sin una gran efusión de sangre, cada una de cuyas inocentes gotas sería un suspiro, una queja cruel contra el responsable de haber afilado la espada causante de tan vasta y rápida mortandad”.

2 respuestas a «Venezuela: Insurrección ciudadana»

  1. No solamente desconocen ‘El Arte de la Guerra’ del maestro Sun Tzú… también ignoran las 10 Leyes y las 13 Estrategias de la comunicación persuasiva, que cualquiera de ellos ha podido abrevar en mi blog http://guerracomunicacional.blogspot.com
    Allí les he colocado un resumen suscinto de mi libro “La Era dela Persuasión” y al chequear las más de 10.000 consultas que ha tenido el blog, me encuentro que el 97,5% son de activistas del PSUV.
    Así, mi estimado y admirado Dr. Charlie, ni ayudando a las oposiciones venezolanas se podrá salir de la ‘estrategia envolvente’ del Narco-Castro-comunismo que desgobierna en Venezuela.

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