Casi cerrándose.

17 Jul

De manera obligatoria se termina comparando, en casi todas las ocasiones y en lo que rodea al equipo del Unicaja, una de las mayores situaciones que se repite es ver si tal o cual plantilla con respecto a la de años pasados es mejor o peor. Este verano, con la nueva salida de la Euroliga y la pérdida de jugadores tan señalados como Nemanja Nedovic, hay cierta expectación, aunque la sorpresa está viniendo por otro sitio. Es curioso, pero este año, con el cambio de entrenador y la llegada de Luis Casimiro por Joan Plaza, hemos tenido el hecho que hay menos jugadores que abandonan el club que en temporadas pasadas. A pesar de que en años anteriores se hubieran cumplido los objetivos trazados, lo cierto es que ahora, con cuatro incorporaciones, en la práctica se podría dar por cerrada la plantilla.
De las cuatro caras nuevas, ya hay cerradas tres incorporaciones. Al grupo que forman Kyle Wiltjer, Jaime Fernández y Brian Roberts, sólo queda incorporar a una pieza que complete el juego interior junto a Giorgi Shermadini, Carlos Suárez, Kyle Wiltjer y Viny Okouo. No sé cuál puede ser el miembro que complete el rompecabezas, pero aunque se haya visto publicado por ahí la posibilidad de la vuelta de Dejan Musli, viendo lo que hay por dentro, la sensación que tengo es que o se le aportar algo diferente a lo que ya hay o el equipo se queda cojo. Incluso antes del análisis de Fali Guerra el pasado domingo sobre el plantel que maneje Luis Casimiro, la necesidad de tener un jugador diferente de Shermadini es algo que más que un gusto se me antoja imprescindible, ya que con el cambio de Brooks por Wiltjer, el equipo tiene aún menos presencia en la zona. Si el repuesto del georgiano no es un jugador que físicamente dé cierta intimidación en la pintura sería caminar por el alambre con demasiados riesgos.
Siguiendo el hilo del pasado martes, ese famoso de «suena para Unicaja…», sólo falta el otro pívot. Ahora que la opción Fran Vázquez como quinto integrante de la batería interior quedó fuera para que Okouo apure su último año de contrato, con la obligatoriedad de ganarse los minutos en cancha que pueda tener con la imperiosa necesidad de aprovecharlos y demostrarse a sí mismo y al resto que puede merecerse comer de esto. Con los fichajes de Wiltjer y Roberts, la posibilidad de tener un extracomunitario queda descartada. O se usa un jugador de formación, un comunitario o un cotonú.
Dentro del grupo de los viejos conocidos, la figura de Alen Omic anda por ahí, aunque no tenga los visos de certeza o proximidad. De pasada, también sonó en su momento Augusto Lima, que cumple con lo de jugador nacional, intenso, con músculo, diferente de Shermadini y que al haber rescindido el último año de contrato con el Real Madrid, el tema salarial ha de ser menos problemático.
Con el jugador brasileño que terminó de criarse en Los Guindos siempre ha habido un halo de no saber qué puede ofrecer. Desde luego, más desubicado que en la época de Aíto García Reneses o Jasmin Repesa no va a estar. Además, no sólo ha crecido como jugador, sino también como persona y es bastante diferente de aquel que fue elegido para criticarle cada movimiento que hacía, estuviera acertado o no.
El grupo se termina ampliando con aquellos desconocidos con más o menos nombre que hayan podido estar en Europa o que tengan un representante que tenga mayor intención de colocarlo en un club con algo de nombre. Ahí encaja Landry Nnoko, el cual cumple con casi todo: camerunés de nacimiento -por lo tanto es cotonú a la hora de la consideración de su estatus en la plantilla- es contundente y buen reboteador, aunque los peros vienen a la hora de ver los movimientos que tiene en ataque, algo parcos. Está siendo ofrecido a cualquier equipo de tono medio alto del continente, toda vez que su buen año en la deslumbrante a la vez que tramposa G League de la NBA arroja unos números considerables (casi 15 puntos y 12 rebotes por partido), además de ser el mejor defensor.
Y es que no puede ser de otra forma, pese a tener casi todo cerrado, el escaparate no se baja hasta última hora. Por un lado, la intuición me dice que hay muchas ganas de cerrar el plantel: por otro, la experiencia habla de poder esperar más tiempo, sobre todo porque no se está en condiciones de ir lanzando el dinero a la primera.

Una respuesta a «Casi cerrándose.»

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