No cabe un tonto más.

14 Nov

La línea que está desarrollando el Unicaja, nos trae esta semana que hemos dejado atrás una victoria en Málaga frente a Estrella Roja y una derrota en San Sebastián ante el Delteco GBC, en mi opinión, ambas circunstancias merecidas, especialmente dolorosa la derrota del domingo, pero hoy martes hay otro rival para complicarte la existencia llamado Zalgiris, y cuándo escriba otro artículo, habrán pasado dos partidos más, así está esto, y si no te gusta, bájate de este tren.
Muy cerca en el tiempo, viene la primera ración de las cacareadas “ventanas FIBA”, con los partidos de la selección ante Montenegro y Eslovenia del 24 y 26 de este mes, ya hemos visto la lista que ha elaborado Sergio Scariolo para afrontar ambos choques y somos todos conscientes de lo complicado que es intentar competir para clasificarse para el Mundial de China (y por ende para los Juegos Olímpicos de Tokio) con un equipo que no es ni la primera ni la segunda opción, así, tendremos ese punto sádico de jugarte algo a la ruleta rusa.
No sé hasta qué punto puede llegar la sinrazón de los dirigentes que se ocupan de nuestro deporte, la guerra Euroliga-FIBA no es más que una versión ya conocida de la guerra real que existente entre clubs y federaciones y que no recuerdo desde cuándo data. La razón más o menos cierta no es otra la generación de ingresos, la cual va de la mano de los equipos, que son los que pagan a los jugadores, y el aprovechamiento de éstos por parte de las federaciones, algo que por muy conocido que sea, tiene beneficio sólo en una dirección.
Ante el dinero captado por los campeonatos de selecciones, la FIBA planteó partidos en la mitad de la temporada, escudándose en la petición de las aficiones para poder ver a los mejores con su país en algo más que en los campeonatos veraniegos, apoyaba además el argumento comparándolo con el fútbol. Todo idílico, de no ser por un pequeño detalle llamado NBA que no tiene comparación alguna en el mundo del fútbol, donde a los equipos grandes de aquí no le salen competidores más allá del Atlántico pagando dos o tres veces el sueldo de jugadores de complemento.
Creo que esto de las ventanas FIBA ha sido más o menos como lo del tema de la independencia de Cataluña, nadie creía que llegaría tan lejos y se iban a bajar del caballo antes de llegar al barranco. Las poses de chulería mostradas tanto por FIBA como Euroliga, con el apoyo de los presidentes de las federaciones por un lado, y de los entrenadores de los dieciséis equipos por otro, terminan retratándose más, dejando en la decisión personal de los jugadores asistir o no a los partidos.
Los jugadores citados ahora, que no son los mejores en cada país y que en algunos casos han recibido la oportunidad de su vida estando en equipos punteros, se encuentran con la obligación de tragar saliva y aguantar. Toca reconocer que no hay argumentos por parte de las federaciones para reclamar a los jugadores NBA y que quienes han de dar el paso negándose a jugar con su equipo nacional (puede que en la única oportunidad que vayan a tener) son los propios jugadores, sabiendo además, que aún jugando y consiguiendo el objetivo de clasificarse, para la cita real, los llamados iban a ser los “buenos”, no los que ahora han de resolver el compromiso para arreglar lo que no han roto.
La postura de Bertomeu y compañía, no cediendo jugadores, va en la línea de “NBA European Division” que es lo que quieren ser, pero si Real Madrid, FC Barcelona o Baskonia interpretan que tienen el mismo derecho que San Antonio Spurs, Miami Heat o Boston Celtics a no ceder a sus jugadores, no termino de entender por qué Iberostar Tenerife, Movistar Estudiantes o UCAM Murcia sí han de hacerlo, ¿o es que no son jugadores también?
Me repito, no sé hasta dónde van a llegar, pero menos puedo aclararme viendo que para esta semana pasada, con el primer Real Madrid-FC Barcelona de la temporada y coincidiendo con la ausencia de fútbol en la Primera División, casi a la misma hora, había tres partidos más, espero que ni en la ACB ni en Movistar+ nadie se preocupe por la audiencia de los otros partidos al margen del “clásico”, es por su propio bien.
Sobre esto, me dirán que si partidos de Euroliga, que si el MoraBanc Andorra tenía ocupado el pabellón… excusas. En Estados Unidos, la Final Four universitaria se disputa en unas fechas en las que no hay baloncesto, aquí somos más listos, la competencia nos la hacemos nosotros solos, el fútbol ha estirado de tal manera los horarios que hay partidos de competición los siete días de la semana para que no coincidan entre ellos, la venta del producto ACB va camino de tener una cátedra propia, pero en el plano de maltrato.
Quisiera no enfadarme, pero entre el horror de partido perpretado por el Unicaja el domingo en San Sebastián frente a un rival de los que hay que ganar, y lo que llevamos aguantado de los que dirigen todo esto, me pregunto si puede haber algo mejor que nuestro deporte, que sigue enamorándonos a pesar de todas las tropelías e indignidades que realizan los que lo dirigen, la duda está en la capacidad de aguante que pueda llegar a tener.

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