Valores seguros

18 Jul

No vale decir que nos falta entrenamiento, aunque todos los veranos son diferentes o similares. Con muchos fichajes o pocos, con problemas para completar el plantel para el año próximo o con facilidades buscadas o no para fichar jugadores, pero por raro que parezca, lo que está viviendo el Unicaja esta postemporada no es más que una de las circunstancias habituales cara a tener a las piedras angulares del equipo que ha de disputar la temporada 2017/2018.
Antes incluso de acabar el curso pasado era público y notorio que el equipo necesitaba más un base nuevo que la sal en la comida. Que lo de Oliver Lafayette era un fiasco en toda regla y que Alberto Díaz lo merecía todo por salvador de la situación, pero que lo mejor que le podía pasar a él y al club era arrimarle otro jugador de verdad para dirigir el juego. Que el pelirrojo le volviera a segar la hierba bajo los pies para seguir creciendo y que la posición de base no fuera un problema nuevamente.
Aunque el Unicaja se ha afanado buscando un base solvente, con galones y buen currículum, las cosas no han salido de la mejor manera. De una forma y otra, dejando atrás esa ilusión (u obsesión, según se mire) por el conocido Jayson Granger, se ha relacionado con el equipo malagueño a muchos directores de juego: Leo Westermann, Eric McCollum, Bryce Cotton, Pierre Jackson, Quinn Cook, Phil Pressey, Nate Wolters, Erick Green, Justin Dentmon o Dominic Waters han sido nombres que de forma interesada, acertada o simplemente aleatoria han sido puestos al lado de un supuesto interés o un ofrecimiento para manejar el timón del juego del equipo de Joan Plaza.
Casi todos los nombres mencionados en el párrafo anterior ya han concretado su fichaje por otro club diferente del Unicaja. Ahora aparece la figura de un viejo conocido: Marcelinho Huertas. Tras su paso por la NBA vuelve a estar en el mercado europeo. El periplo del brasileño en Estados Unidos ha ido de la mano de la peor versión histórica de Los Ángeles Lakers, siendo traspasado el febrero pasado a Houston Rockets, sin llegar a debutar con el equipo de James Harden, con sólo 23 partidos disputados el año anterior, no va a tener el estrés competitivo que en muchos casos lastra una temporada, pero la inactividad para un jugador tan veterano puede ser importante.
Se puede decir, que la espera por Jayson Granger ha tenido demasiado peso en el fichaje del base y puede convertirse en un problema. La duda que me asalta es si éste tiene entre ceja y ceja la NBA, y se le relaciona con el Baskonia, cómo el interés del equipo vasco hace inalcanzable la vuelta del uruguayo a Málaga, sin patrocinador desde la temporada pasada y con otras guerras tan importantes que librar como son los casos de Adam Hanga y Shane Larkin, -aunque esa estrategia de igualar ofertas en el tanteo suena a obligar a negociar- y está claro que Josean Querejeta no es un buen rival al póker (y el bueno de Nacho Rodríguez puede dar fe de ello, vaya debut como director deportivo). Pero, para mi gusto, incluir a los de Vitoria junto a Real Madrid y FC Barcelona entre los equipos que resultan vencedores cada vez que haya que pelear en los despachos contra ellos habla de lo difícil que está y se va a poner la pelea que tiene que dirimirse esta temporada y las venideras si se quiere estar entre la élite.
Entre las quimeras a la hora de afrontar una disputa a la hora de fichar a un jugador en el baloncesto se tenía claro que estaba la NBA y los grandes de Europa. Ahora hay que sumar a China, con una liga de calidad discutible, el gran problema que creo que aún no se ha tomado en serio es que los jugadores americanos tienen en el gigante asiático un destino más que probable cuando no consiguen alargar su carrera en la NBA: mucho dinero y relativamente fácil es un reclamo que, para los equipos europeos de nivel medio, sólo está sirviendo de excusa para justificar que operaciones que podían tenerse antes como seguras resulten más complicadas que meter el dentífrico que ha salido nuevamente dentro del tubo. Desde luego, un nuevo estilo tiene que imponerse en los despachos, y no sé si la preparación es la correcta.
Mientras tanto, la opción de Marcelinho Huertas empieza a sonar bien para ocupar la plaza de base en Málaga, a pesar de todas las pegas que se le puedan poner: veteranía, inactividad alargada en el tiempo, la conciencia que se tiene que ya ha jugado sus mejores 25 partidos de su carrera o el recuerdo del mal año con Oliver Lafayette. Creo que hay que preguntarse si hay capacidad monetaria y/o negociadora para poder aspirar a un jugador que lo mejore. Mientras tanto, Alberto Díaz va a seguir preparándose para dar un paso más y ser más importante si cabe para el equipo. Es lo que tienen los valores seguros, al final terminan siendo un refugio.

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