Las primarias del PSOE y la competición por el liderazgo entre Susana Díaz, Patxi Lopez y Pedro Sánchez constituyen, sin duda, una oportunidad para recuperar el protagonismo político perdido por la socialdemocracia en nuestro país. Sin embargo, aunque la pregunta decisiva que hay que responder es ¿Quién manda ahí? Hay otras cuestiones sobre las que reflexionar.
Hace poco Felipe González en la presentación de su último libro (Felipe González, Gerson Damiani y José Fernández Alberto –Editores–, Quién manda ahí. La crisis global de la democracia representativa, Debate, Barcelona, 2017), planteaba la necesidad de «resetear la socialdemocracia» y buscar respuestas para gobernar la globalización y la revolución tecnológica, así como ofrecer alternativas ante los problemas actuales de la democracia representativa entre los que destacan, por un lado, la deriva reaccionaria y populista de ciertos líderes y partidos políticos y, por otro, la existencia de una tecnocracia sin alternativas como único discurso y política posible ante la crisis. Ante esta situación pidió una reacción y un debate de ideas. Un análisis, un diagnóstico sobre la sociedad que vivimos y sus problemas para poder hacer un programa que recupere el protagonismo de la socialdemocracia en la izquierda.
El problema de la socialdemocracia es que cómo dijo Tony Benn, «no estamos aquí sólo para gestionar el capitalismo, sino para cambiar la sociedad y definir sus valores más finos». Por tanto, definir un proyecto político acorde con la sociedad de hoy pero con la señas de identidad de cambio y transformación social del proyecto socialdemócrata es quizás hoy más difícil que nunca en toda su historia.
En nuestro país, eso le exigirá al nuevo líder que alcance la secretaría general conseguir la confianza de los militantes, de los dirigentes del partido y también recuperar la confianza de los votantes y además recuperar el liderazgo y la credibilidad interna en el partido y en la sociedad. Pero además, deberá de pensar en una acción política compartida, tanto en la oposición como en el gobierno, en la que su espacio político en la izquierda estará condicionado por los pactos. Sólo así, podrá recuperar su opción para gobernar.
Una socialdemocracia reconstruida poco a poco, en su proyecto, en la definición de políticas, en la posibilidad de gobernar, que necesita recuperar la iniciativa política en la política europea, en los liderazgos, en los gobiernos nacionales y, sobre todo, ser capaz de articular un proyecto político acorde con la sociedad de nuestro tiempo que conecte con la ciudadanía. La urgencia de la política diaria y de la lucha por el liderazgo debe combinarse con una socialdemocracia que necesita tiempo para abordar todos esos retos y poder recuperar de nuevo su protagonismo político. Son algunas reflexiones que quizás no deberían de olvidar los candidatos a estas primarias.