El cambio político se va desvelando: de una cultura de mayorías amplias, dos partidos y gobiernos estables a otra de minorías, consensos difíciles entre varios partidos y una gobernabilidad con apoyos puntuales o gobiernos de coalición. La estrella del vocabulario político es la palabra pacto. Andalucía su primera prueba de fuego y quizá una tendencia que sea la expresión de de ese nuevo tetrapartidismo ante la fragmentación política que se espera en las siguientes convocatorias electorales.
Los pactos serán, pues, la llave de la gobernabilidad y la fuerza de los partidos emergentes (Podemos y Ciudadanos) y el recurso también de IU, si quiere recomponer su espacio político y electoral y UPyD si quiere salvar un proyecto político aquejado de una profunda crisis interna después de las elecciones andaluzas.
Sin embargo, aunque las bondades de los pactos y de la política como consenso son deseadas por los ciudadanos, parecen más que necesarias en una situación de crisis, que en Andalucía es lacerante, el consenso es huidizo. Vivimos en una auténtica parálisis política desde hace semanas, en virtud de un pacto que no llega y un ejercicio de procrastinación que se justifica en exigencias no asumibles.
La política es consenso y pacto pero, desde luego, también es conflicto y expectativas que se sitúan en medio de un escenario conflictual y mucho más fragmentado y competido electoralmente. Hoy hablamos más de estrategia dentro de un «nuevo tacticismo» en el que el nuevo tablero político está mucho más abierto, dado que el espacio político, sobre todo, de las fuerzas emergentes pero también de las tradicionales se define en cada elección.
Está claro que mientras sigamos contemplando el juego de pactos resbaladizo gracias al tacticismo electoral poco podremos saber de exigencias de responsabilidad política, controles políticos y transparencia y, sobre todo, no sólo de regeneración si no de que queremos ser como país, de que políticas nos gustarían ver. Me temo que vamos a tener que esperar un poco más, al menos en Andalucía, para poder ver qué dirección toma el cambio. Probablemente, todo el año electoral para que salgamos de esta dinámica de pactos y tácticas, entonces, quizás comience la nueva política. Veremos.