La villa de recreo de la Hacienda del Álamo, de la Asociación de Propietarios de Casas Históricas o Singulares de España, no tiene protección arquitectónica alguna en nuestro sonrojante PGOU.
Ha pasado una semana larga desde la demolición de Villa Maya y a la vista de las excusas esgrimidas por los cargos públicos que propiciarion su desaparición, lo sensato es no escudarse en que los expertos tampoco la protegieron.
En otro colectivo profesional sí sería lógico ampararse en los especialistas pero no, lamentablemente, entre los políticos de Málaga, porque luego llegan los expertos, aconsejan encarecidamente no echar abajo el edificio de Hoyo de Espateros de Eduardo Strachan (Hispania Nostra) o no construir el rascacielos en el Puerto (Icomos, asesor de la Unesco) y nuestros munícipes miran para otro lado.
Así que lo que hace falta es mucha formación, sensibilidad y algo más que nociones generales sobre la Historia de la ciudad que gestionan, habida cuenta de que buena parte de ellos dirige la administración sin haber demostrado antes ni conocimientos ni habilidades en ningún concurso oposición del ramo.
De cualquier forma, resulta loable el arrepentimiento y las acciones encaminadas a remediar en lo que se pueda el error (Medalla de la Ciudad para Porfirio Smerdou, placa y posible reconstrucción de la casa). Aunque estemos a las puertas de las elecciones y eso haya acelerado los gestos, hay que reconocerles el cambio de rumbo, aunque sea tan tarde.
Pero no es tarde para enmendar una bochornosa ausencia en el raquítico Catálogo de Edificios Protegidos de Málaga. El pasado domingo, en la sección Mirando Atrás, pudimos conocer que, gracias a la iniciativa privada, se han podido salvar una casa de recreo de la burguesía malagueña así como sus preciosos jardines.
Al parecer, ninguno de nuestros representantes públicos la ha visitado en los últimos 14 años, pese a que desde entonces es un popular sitio para celebrar eventos. Eso explicaría, claro, que de ellos no haya partido el dotarla al menos de una mínima protección arquitectónica.
Hablamos de la Hacienda del Álamo, vecina de las fincas de La Concepción y de San José, y cuya preciosa villa, calculan los dueños, debió de construirse a mediados del siglo XIX.
Entre sus propietarios, un destacado miembro de la familia Larios y un ministro de la Guerra de tiempos de la Reina María Cristina (la que nos quería gobernar, la mujer de Fernando VII), que estuvo casado con María Josefa de Gálvez, una de las hijas del ministro de Indias José de Gálvez. Ahí es nada.
La Hacienda del Álamo forma parte de la Asociación de Propietarios de Casas Históricas y Singulares de España pero, hasta la fecha, no ha reunido méritos suficientes para tener algún tipo de protección arquitectónica en nuestro rigurosísimo y ejemplar PGOU.
Quién sabe si en un futuro lejano, la zona no podría terminar urbanizada. Por tanto, hay que darse prisa antes de que algún marmolillo del Ayuntamiento autorice su demolición y haya que repetir las muestras de pesar, contrición y arrepentimiento de Villa Maya.
Por favor, María Cristina nos quiere gobernar y yo le sigo le sigo la corriente, pero mujer del rey felón no, de su tocayo de usted, equis palito palito…