Una pintada en latín macarrónico y televisivo

18 Dic

El hospital iglesia de San Julián luce una pintada reivindicativa copiada de la novela El cuento de la criada, de Margaret Atwood, adaptada con gran éxito a la televisión.

Las pintadas malaguitas pueden agruparse en tres categorías: simplonas, soeces y reflexivas. En las primeras entrarían aquellas que, como hemos visto tantas veces en esta sección y a su vez, ensuciando muros y paredes de Málaga, se limitan a poner el nombre o apodo de los infractores.

El segundo grupo, el de las soeces o burdas, enlaza con una moda presente ya hace más de 2.000 años, como pudimos comprobar por los subidos grafitis de Pompeya.

En el tercero, mucho más reducido, el autor de la infracción trata de demostrar que su cabeza, además de para sostener unas gafas de sol o un gorro de lana, sirve para pensar, de ahí que emplee citas propias o ajenas, ironía o sentido poético. En suma, ensucia paredes ajenas pero con el propósito de hacernos reflexionar.

Esta última característica la podemos ver en una reciente pintada en la calle Muro de San Julián. Lástima que el responsable de la pintada haya escogido de forma bastante cazurra e irreflexiva el lateral del iglesia hospital de San Julián, levantada con el esfuerzo de decenas de albañiles en el siglo XVIII, para que ahora lo ensucien con cualquier ocurrencia.

En todo caso, merece la pena que nos detengamos en esta pintada, por su impronta literaria y, probablemente, sobre todo televisiva, porque está copiada de la impactante novela El cuento de la criada, de la canadiense Margaret Atwood, adaptada (y alargada) con gran éxito a la televisión en forma de serie. Para quien no la haya leído o visto, la autora dibuja un futuro puritano y clasista en el que la mayoría de las mujeres viven esclavizadas y empleadas para satisfacer a un hombre, además de para concebir.

La pintada en cuestión, con el símbolo feminista de Venus, reza así: Noli te bastardes carborun dorum. La frase original une las dos últimas palabras, hasta convertirla en carborundorum. Se trata de una fastuosa creación macarrónica que en realidad es una vieja broma escolar empleada en sus tiempos de colegiala por la propia autora y que diría algo así como: No dejes que te jodan los bastardos.

Salvo las dos primeras palabras, que sí son latinas, el resto suena lejanamente a latín pero jamás salió de la boca de Julio César ni de ningún pariente. De hecho, parece que la cita macarrónica original surgió durante la II Guerra Mundial y fue empleada por los servicios secretos británicos. Además, utiliza la palabra Carborundum (no carborundorum) que es una empresa especializada en lijas, entre otros productos.

Y una pequeña reflexión, si me me lo permiten: la lucha por los derechos de la mujer es especialmente loable, pero también lo es la lucha por preservar nuestro patrimonio. En este caso, un hospital iglesia del Siglo de las Luces que merece lucir limpio y reluciente. Por favor, no jodan San Julián. Gracias.

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