Un solar agreste y abandonado en la calle de los Cristos impide la visión de la restaurada fuente de los Cristos, del Acueducto de San Telmo.
Hablábamos hace unos días de la recuperación municipal de la alcubilla de calle Refino, una de las muestras más bonitas de ingeniería barroca, gracias al Acueducto de San Telmo. La sorpresa fue constatar que incluso esta modesta obra escondía una discreta pero preciosa decoración.
También en estos días el Ayuntamiento de Málaga ha recuperado la fuente de la Alameda de Capuchinos, que forma parte de la conducción de aguas de San Telmo, después de que permaneciera un tiempo descabezada, pues un coche no tuvo otra cosa que hacer que chocar contra ella, aunque años antes la taza superior ya lucía unas preocupantes grietas.
Colocada como está en una glorieta, lo curioso es que esta fuente fue viajera, pues originalmente estuvo en el barrio de la Victoria, hasta que en 1878 se trasladó a Capuchinos. Por ese tiempo el Ayuntamiento cambió de sitio varias fuentes y mandó construir otras: de ahí salió la hornada de fuentes de la Olla diseñada por José María de Sancha.
Lo que quizás se nos escapa es que lo que hoy son fuentes de puro adorno, en su día presentaban largas colas de malagueños (mayormente malagueñas), para hacerse con el agua para la casa. Otras, en cambio, sin la relativa protección que da una glorieta se topan con la cruda realidad de malaguitas de civismo ignoto, parientes directos de los mamíferos que hace milenios poblaron la Tierra. Así se entiende que el vaso de la fuente del Tempus Fugit (1849) en la plaza del Patrocinio, sirviera para acoger piezas de coches. También la fuente de los Cristos, de la familia del Acueducto de San Telmo, ha sufrido lo suyo, sobre todo los dos silenos (Sileno es el juerguista compañero de Dioniso), que de forma cíclica se convierten en objeto de deseo de supuestos alumnos de prácticas de maquillaje: más de una vez han aparecido con los ojos y bocas pintados, sin olvidar los detritus depositados en el veterano vaso.
Ahora, sin embargo, se encuentra en un estado aceptable. Hace tiempo que los mamíferos no abrevan, metafóricamente, en la fuente.
Lástima que tan plácido estado de civismo sólo pueda ser contemplado por una minoría de malagueños y visitantes, pues la entrada principal a la calle de los Cristos (por calle Ollerías) se encuentra visualmente taponada casi por completo por un gigantesco arbusto surgido de un solar abandonado. Lo único que se ve en condiciones es la chimenea de la antigua fábrica de Fiat Lux que asoma por detrás.
El arbusto ha cogido tal confianza en sí mismo, que la chapa que limitaba el solar ha desistido de aguantarlo y está a punto de hacer mutis por el foro.
Como la chapa ha bajado de nivel, la basura crece gracias a la constante labor de nuestros metafóricos ungulados. En el platónico mundo de las ideas, fuente y solar de calle Los Cristos irían a la par en esplendor.