De la tranquilidad de ver la vida a través de un plano

7 Jul

Es imposible que los expertos que dilucidan dónde construir los terrenos del tercer hospital no se hayan paseado todavía por los veteranos jardines que estudian jubilar. Será un cuento.

La Málaga analizada desde un aséptico plano está libre de complicaciones. Suele ejecutarse el examen en una habitación cerrada y con aire acondicionado, lo que libra a los examinadores de los saltos mortales del terral, las moscas e incluso del evocador olor a estiercol de estos días.

Concienzudos análisis de este tipo son los que llevaron, por ejemplo, a un aséptico técnico de Urbanismo a defender a capa y espada, siempre con un plano, una salida para el embudo de tráfico creado por el propio Ayuntamiento: la urbanización Parque Clavero.

La solución a posteriori consistía en abrir una carretera al paseo marítimo y con ella, demoler un bloque de pisos, poner en serio peligro el ficus de Bellavista y acabar con una casa protegid de Gerónimo Cuervo (con ge, no con jota) en el Paseo del Pintor Sorolla. La insensatez se frenó.

La aséptica solución recuerda el caso del teatrillo municipal diseñado hace bastantes años por un arquitecto que demostró tener muy pocas tablas, pues colocó los vestuarios sin comunicación con la escena, por lo que los actores debían salir a la calle, rodear el teatro y subir al escenario delante de los espectadores.

Todos estos ejemplos, lejos de mover al escepticismo a un servidor, le llevan a concluir que es imposible que un grupo tan preparado como el de los expertos que ahora mismo dilucidan dónde levantar el tercer hospital de Málaga, se haya limitado a reunirse en salas asépticas con aire acondicionado y, si acaso, con un plano sobre la mesa o un ordenador.

Es imposible que no hayan hecho lo mínimo, es decir, conocer de primera mano los terrenos que examinan y, por tanto, visitar las dos parcelas de su elección: la vecina del Materno y el aparcamiento del Civil.

Y sin embargo, eso afirman los responsables de una docena de colectivos que trabajan en la parcela del Materno, consultados por este periódico hace unos días: al menos hasta la semana pasada nadie había visto a los expertos paseando por la zona.

Uno se resiste a creerlo porque para eso la sociedad confía en ellos. Debe de ser un error o si acaso, en los próximos días quedarán para la visita en grupo.

Si todavía no se ha producido, cosa que un servidor pone en duda, comprobarán en la parcela del Materno el verdor y el frescor de unos fastuosos jardines creados con paciencia desde antes de que muchos de ellos nacieran; pasearán entre ficus centenarios y serán testigos de una masa verde que ningún traslado apresurado de plantas sería capaz de emular.

En suma, caerían en la cuenta del gigantesco error de elegir el terreno de La Noria para plantar el hospital, cuando enfrente tienen un aparcamiento a su disposición, sin mencionar el desbarajuste de buscar sitio para tantos equipamiento sociales expulsados.

Lo dicho, debe de ser un error. No pueden estar encerrados en una sala, sin pisar la calle, para volver a escenificar asépticas meteduras de pata. Menos cuentos.

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