Uno o varios mastuerzos de última generación acaban con un discreto poste informativo del Parque que informaba de los jardines de Muñoz Degrain y el Paseo de Enrique Crooke Larios, seguramente de comienzos del XX.
Hace poco tiempo hablamos de la persistencia, entre el follaje del Parque, con perdón, de un banquito de mármol o piedra artificial, en mitad de un parterre, que parece uno de los últimos vestigios de la etapa más antigua del Parque en lo que a mobiliario urbano se refiere.
Sin duda, va ganando puntos para convertirse en una pieza arqueológica de valor, pues la reforma de 2007 mandó a paseo buena parte del mobiliario antiguo, incluidos los bancos de piedra artificial de la casa García Herrera, en uno de los cuales, en 1915, en una foto aparecía sentado un mozuelo Severo Ochoa.
La impresión de que el pequeño banco pronto merecerá estar en un rincón del Museo Arqueológico se debe al último destrozo vandálico de una pieza ciertamente bonita, del que ha tenido la amabilidad de dar cuenta a esta sección el historiador malagueño Víctor Manuel Heredia. Si sobrevivió a los mastuerzos de las últimas décadas se debió a que estaba igual que esos soldados japoneses perdidos en la selva muchos lustros después de la II Guerra Mundial.
Hablamos de un poste indicativo en lo más tupido del Parque, en la zona más próxima al busto de Rubén Darío, una pieza de hierro forjada que en la base todavía luce el nombre de la fundición: A. Herrero, la misma que realizó el famoso sonajero, la farola que durante casi seis décadas del siglo XX presidió la plaza de la Constitución, hasta que fue trasladada a la barriada García Grana.
En la actualidad, del poste informativo sólo podemos encontrar el poste, torcido además, pero no el precioso cartel doble, rematado po el escudo de Málaga en hierro forjado, que informaba de que el paseante se encontraba en los Jardines de Muñoz Degrain y por el otro lado, en el Paseo de Enrique Crooke Larios.
Es muy posible que esta pieza sea contemporánea de los inicios de la zona verde, sobre todo si atendemos al nombre del diputado Enrique Crooke Larios, sobrino del segundo marqués de Larios, el de la estatua. Enrique Crooke llegó a ver su nombre convertido en avenida en la actual Cortina del Muelle.
En los años de la construcción del Parque y los primeros del siglo XX este miembro de la oligarquía malagueña estaba en la cresta de la ola y pudo ver dedicado un paseo a su persona en el Parque.
Fuentes municipales han informado a esta sección de que el Ayuntamiento no tiene el cartel desaparecido.
Por el aspecto que presenta, no han sido los elementos (atmosféricos) los que han acabado con esta pieza.
¿Qué melón de relevancia internacional ha sido capaz de cargarse esta preciosidad?, ¿por qué no empleó la fuerza bruta en levantar un Quijote de varios kilos para que, por lo menos, ejercitara la cultura? Preguntas sin resolver. El caso es que la ciudad ha perdido un veteranísimo mobiliario urbano y eso que estaba más perdido que el barco del arroz