La Real Academia de Bellas Artes de San Telmo es la fundadora del Museo de Bellas Artes y la propietaria de buena parte de los fondos que pueden verse en el Museo de la Aduana.
Una de las meteduras de pata con más arte de la Junta tuvo lugar hace un año, cuando, para la inauguración del Museo de Málaga, en el Palacio de la Aduana, no se le ocurrió otra cosa que invitar en un primer momento, únicamente al presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, José Manuel Cabra de Luna, como solitario representante de la institución.
A los rumbosos organizadores se les pasó por alto nada menos que la historia del Museo, que abrió sus puertas como Museo de Bellas Artes en 1916 en la calle Pedro de Toledo, gracias a la Academia de San Telmo, que capitaneó la operación, y a la temprana donación de uno de sus miembros, Antonio Muñoz Degrain, a la que seguirían otros artistas y personajes como José Nogales o Narciso Díaz de Escovar.
Buena parte de los fondos siguen perteneciendo a San Telmo. Se entiende, pues, la metedura de pata y las gestiones para que, finalmente, fueran más académicos los invitados al evento.
Lo cierto es que el núcleo central del museo fue la pinacoteca de la propia Academia, que como hace unas semanas recordaba su presidente del honor, Manuel del Campo, en buena parte se formó con las donaciones de sus miembros.
Las crónicas, lógicamente, no hacen mención alguna al fresco glaciar del día de la inauguración, el 17 de agosto de 1916. Ese primer Museo de Bellas Artes se instaló en a dos pasos de la calle Císter, en un local propiedad del marqués de Larios, que adecuó el alquiler al bolsillo nada boyante del patronato que puso en marcha el museo.
En el día de la inauguración habló un hombre hoy ligado a un puente con candados y declaraciones de amor: el diputado Luis de Armiñán. La estancia en la calle Pedro de Toledo duró poco. El marqués vendió la casa a las teresianas y la Academia de San Telmo tuvo que acoger, en 1920, el museo en su sede del actual Ateneo y Colegio de la Normal.
Y aunque, oficialmente, el Museo Arqueológico de Málaga se inaugura en la Alcazaba mucho después, en 1949, en este primerizo Museo de Bellas Artes también hubo cabida para piezas árabes y romanas.
Las fotos del precioso catálogo museístico de 1933 nos muestran una disposición de las obras que recuerda a los gabinetes decimonónicos o a muchas casas de la burguesía malagueña del siglo XX, en cuyos salones, siguiendo la moda del horror vacui, no había espacio para poner ni un sello.
Como muchos sabrán, el museo estuvo en San Telmo hasta 1961, cuando se trasladó al Palacio de Buenavista, de donde salió al exilio en 1997 hasta diciembre del año pasado.
La Real Academia de Bellas Artes de San Telmo sigue esperando su prometido espacio en el Palacio de la Aduana. Después del olvido protocolario de la inauguración, ya es hora de buscarle sitio.