Proteo, una librería para contar con una mano

1 Nov

Pocas librerías de España como la malagueña Proteo cuentan con los dos premios nacionales a su labor: el Premio Nacional de Librería (1998) y el premio Librería Cultural, que acaba de conseguir este lunes.

Ayer, mi compañero de la sección de Cultura de La Opinión, Jesús Zotano, titulaba con sagacidad que el premio a la mejor Librería Cultural de España había sido para «Proteo, la república malagueña de las letras». Justo estos días, Europa está siendo sobrevolada por una república fantasmagórica, casi tintinesca, que poco tiene que ver con la Cultura o la Democracia y cuyos máximos impulsores ya han tomado las de Villadiego (en concreto, como buenos personajes de tebeo se han marchado a Bruselas).

Por contra, la república malagueña de las letras, que no entiende de calenturas identitarias y es mucho más civilizada, está a punto de cumplir el medio siglo de vida con una trayectoria ejemplar que comenzó, gracias al librero Paco Puche, como un auténtico refugio para demócratas en los últimos años del Franquismo. Además, por primera vez en nuestra ciudad otorgó un protagonismo inusitado a la literatura infantil, que hasta entonces se veía como algo anecdótico y periférico.

Proteo, la primera Librería con mayúsculas de Málaga, quiso ser lo más parecido al Aleph de Borges y contener todo el saber conservado en los libros. Una librería total que además ha ido compaginando un caudal de actividades culturales con una relación casi familiar con los clientes.

La ilusión de todos los trabajadores de Proteo por este proyecto, y aquí un servidor quiere recordar al librero jubilado Pepe Guerrero, que se ha ganado el apodo de Pepe, el de Proteo, ha conseguido importantes frutos. De hecho, ya es de las pocas librerías de España que cuenta con los dos grandes premios nacionales: en 1998 obtuvo el Premio Nacional de Librería, que otorga la Asociación de Editores Españoles y este lunes conocimos que el Ministerio de Cultura le había concedido el Premio Librería Cultural 2017.

Ayer, el gerente de Proteo, Jesús Otaola, otro forofo de la librería y uno de los principales culpables de este último galardón, contaba a un servidor que pese a competir con otras librerías de España con un currículum impresionante, la unanimidad del premio se había logrado gracias a la trayectoria demostrada por Proteo.

Se pueden contar con los dedos de una mano, calculaba ayer Jesús, las librerías españolas que reúnen estos dos premios nacionales. No olvidemos tampoco, acostumbrados a que este tipo de obras sólo las hagan instituciones y administraciones, la importante lección de respeto al patrimonio histórico de Málaga que dieron con la integración de los restos arqueológicos de la Puerta de Buenaventura en la librería.

Por todo ello y porque con este palmarés cultural queda definitivamente atrás la Málaga de las cien tabernas y una sola librería (aunque hayan aumentado las tabernas), felicidades de corazón. La república de las letras tiene con Proteo un futuro mejor.

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