El IMV va a restaurar esta parte del acueducto de San Telmo después de un par de intentos fallidos de la Diputación.
Las administraciones tienen sus lagunas que, en ocasiones, se asemejan a la laguna Estigia porque el olvido de una moción o de una promesa electoral puede llevar al lento naufragio de ese barrio, de esa calle o de ese monumento que, tras la votación de rigor o la visita del candidato, se decidió recuperar a la mayor brevedad posible.
Los diputados provinciales estarían en Babia o en Las Batuecas cuando decidieron, hacia el año 2002-2003, restaurar la alcubilla principal del acueducto de San Telmo, en la calle Refino, porque 15 años más tarde, los interesados en el patrimonio histórico-artístico todavía nos sorprendemos ante la capacidad de reacción de la Diputación de Málaga: la alcubilla sigue a la cuarta pregunta.
Menos mal que en 2014, el ente supramunicipal (espléndido sinónimo) reiteró a la Asociación de Amigos del Acueducto de San Telmo la intención de rehabilitar el arca principal. «Las cosas que se aprobaron las vamos a cumplir», dijo entonces el diputado del ramo.
Pero las cosas que se aprobaron no se cumplieron y, de forma metafórica, reaparecieron las lagunas de Ruidera, porque tampoco en estos tres años se vio una triste escalera, una triste brocha en el entorno.
Por eso mismo, es un motivo de satisfacción saber que, finalmente, el Instituto Municipal de la Vivienda recogerá el guante y se encargará de rehabilitar la alcubilla de calle Refino y ya está manos a la obra con la de Martiricos, que también va a recuperar. Se trata, por cierto, de dos monumentos que no guardan relación en el tiempo. De hecho, la alcubilla de Martiricos es anterior, del siglo XVI, aunque reedificada a finales del XVII y se encargó de la distribución del agua hasta la llegada del acueducto de San Telmo.
Lo curioso es que, todavía hoy, muchas personas confunden esta construcción con una ermita de San Ciriaco y Santa Paula. Su propósito fue siempre hidrológico, nunca religioso.
La esperada rehabilitación de la alcubilla de calle Refino acabará con su aspecto desastroso, propio de un monumento abandonado en mitad de la laguna Estigia de la administración. Las plantas que recubren la fachada principal del arca, más la hornacina con la Divina Pastora, disimulan muy bien el descascarillamiento y declive general de esta obra del XVIII. Basta con ponerse en la parte de atrás, que además cuenta con una pequeña terraza, para apreciar que necesita algo más que una manita de cal.
Por si fuera poco, un cable unido al monumento, quién sabe de qué compañía, descansa sobre este Bien de Interés Cultural para luego enlazar con un bloque vecino.
Lo dicho, felicidades al Ayuntamiento por reparar el olvido institucional en el que este arca tan querida en Málaga se ha tirado los últimos tres lustros.
Parece que, en breve, emergerá de la laguna.