Como alguna vez hemos comentado en esta sección, las notas oficiales del Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía suelen informarnos con fruición de iniciativas supuestamente pioneras emprendidas por estas administraciones con más frecuencia que lo que tarda el diputado Rufián en liarse con una frase.
Así que si juntáramos todas aquellas gestas en las que han abierto camino a la Informática, la Física o las energías renovables, concluiríamos que el Sur de España, y Málaga en especial, es la versión europea de Silicon Valley, sólo que aquí casi nadie juega al ping-pong en horario de oficina.
Sin embargo, como no siempre se puede estar en la brecha, abriendo las mentes del mundo occidental y el que se tercie, a veces los pioneros pasan a la cola y se convierten en entes administrativos de andar por casa, la simbólica plasmación del «vuelva usted mañana».
Así ha sucedido con el túnel de la Alcazaba. Por los presupuestos municipales anunciados a comienzos de semana comprobamos que el Ayuntamiento de Málaga va a destinar 100.000 euros a medidas de «acondicionamiento acústico en el túnel». Aunque nunca es tarde si la dicha es buena, la pregunta del millón es cómo ha podido nuestro Consistorio tirarse 18 años, desde que el túnel se inaugurara en 1999, sin insonorizar esa estruendosa caja de resonancia.
También es verdad que, jamás en la vida, el autor de estas líneas se ha cruzado con un concejal por esos oscuros lares en estos 18 años, y eso que un servidor lo usa con frecuencia y esa boca del lobo está a un tiro de piedra del Ayuntamiento.
Quizás ahí estribe este misterioso mutis por el foro municipal, pues mientras los usuarios de a pie tenemos que atravesarlo con el mismo ánimo que Dante por un círculo del Purgatorio, los representantes municipales o lo obvian o lo cruzan a motor. Y no es por incidir en tópicos sobre políticos que sólo se mueven en coche oficial, es que la otra explicación sería que, conociendo el problema, le dieron un prolongado requiebro.
En todo caso, para completar la actuación, la semana pasada el pleno municipal aprobó una moción de Ciudadanos que proponía además que se estudiara una mejor iluminación y salida de gases, mejorar el mantenimiento y que se sondeara la posibilidad de que un concurso de jóvenes grafiteros acabara con la decrepitud y cochambre de las paredes. Todavía permanece en ese tugurio de tráfico tan próximo a la zona turística una pintada de una calavera y un cuchillo de cortar búfalos, que denota la sensibilidad artística del antropoide autor.
En suma, que en esta ocasión, si acaso, hemos sido pioneros en el alarmante retraso con el que la administración va a solucionar un problema de ruido excesivo que, vistas las cantidades exorbitantes que se suelen manejar en los presupuestos, resulta que se podía haber arreglado con 100.000 euros. Hay que tener cuajo.