Los cargos autonómicos y el informe PISA

8 Dic

Por suerte para Andalucía, nuestros cargos de la Junta no dejan constancia de su peculiar manejo del español en el fatídico informe PISA porque lo hundirían.

En esta semana tan peculiar, se echan la manos a la cabeza muchos políticos de la Junta de Andalucía por los resultados del informe PISA, que no dejan a los alumnos andaluces en una situación envidiable con respecto a los de otras comunidades autónomas.

La capacidad innata para echar balones fuera de estos cargos es tan legendaria como su pésimo dominio del español. Al menos para el firmante, quienes contribuirían a hundir aún más la nota del informe de la Unión Europea serían nuestros cargos autonómicos, expertos en una jerga que muchas veces es incomprensible para el vulgo, además de repleta de barbaridades que destrozan nuestro idioma.

Si por el humo se sabe dónde está el fuego, por el empleo constante de eufemismos, palabros y errores lingüísticos políticamente correctos, los políticos de la Junta se llevan la palma.

El cansino abuso de «los andaluces y las andaluzas» (¿y por qué «los andaluces» primero y no «las andaluzas?); el machaqueo con expresiones churriguerescas sacadas del francés («a día de hoy», «a pie de calle», «puesta en valor»); el uso exagerado y muchas veces erróneo de la preposición de lugar desde («desde la delegación X estamos trabajando», «se lo digo desde el afecto»); el inicio de frases con el infinitivo, como hacía Johnny Weismüller en las películas de Tarzán («recordar y resaltar que es el partido X el que incumple…»); el exceso de frases hechas, lo que denota menos imaginación que una roca de cuarzo («luz y taquígrafos», «establezcamos una hoja de ruta», «más de lo mismo», «blanco y en botella», «usted falta a la verdad», «hay que remar en la misma dirección», «usted no ha hecho los deberes», «debemos establecer sinergias»…).

Si Lázaro Carreter aún estuviera entre nosotros es probable que muchos de nuestros consejeros, diputados, delegados, sin olvidar a nuestra presidenta, recibieran un metafórico cogotazo por hablar como hablan cada vez que les plantan un micrófono delante.

Habrá que concluir que, por suerte para los escolares andaluces, nuestros representantes autonómicos no tienen ya edad para dejar constancia de su manejo del español en el fatídico informe. Hay excepciones, claro, pero lo mismo al no expresarse en esta jerga empobrecida y sin alma se juegan el puesto. Toda una “problemática”, con perdón.

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