El Archivo Municipal expone hasta el 11 de septiembre una selección de pintura religiosa de este artista malagueño que pasó parte de su vida en Puerto Rico.
El jueves José Azaustre, malagueño de 87 años, cumplió uno de sus sueños, el poder exponer en su tierra natal, de la que durante muchos años le separó el Atlántico. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, inauguró ayer la exposición Pax Dei, que hasta el 11 de septiembre podrá verse en el Archivo Municipal de Málaga. Se trata de una selección de cuadros religiosos con Jesús como gran protagonista. Un Jesús, por cierto, que es el rostro de la Sábana Santa.
«He estado 22 años haciendo esto», explicaba el jueves el artista, que estuvo acompañado por su mujer, Hilda, y por sus hijos, María Dolores y José Manuel, llegados de Atlanta, Estados Unidos, para poder estar con él.
José Azaustre, de la quinta del 29, fue uno de los fundadores de la Peña Montmartre, esa avanzadilla del arte de vanguardia en una ciudad anclada artísticamente en los toreros de Denis, allá por los años 50. Y fue en esa década cuando decidió probar suerte en Madrid: «Me fui con 850 pesetas y me dije, voy a probar un mes y si la cosa me va mal vuelvo a Málaga».
En la capital de España estuvo casi diez años y luego cruzó el charco para trabajar en Puerto Rico, animado por un cliente del país. En 1963 desembarcó en la antigua posesión española y terminó enamorándose de una alumna a la que daba clases de pintura, Hilda, su futura mujer.
La popularidad de José Azaustre fue tal en la isla, sobre todo en el comienzo de los años 80, que como confesaba a este cronista en 2011, «llegó un momento en que me tenía que esconder». Todo se debió a los 150 programas de Pintando con Azaustre, un espacio de 30 minutos que grabó para la televisión portorriqueña, en el que daba clases de perspectiva, composición pero también escultura y que le valió en 1982 el premio al mejor programa educativo del año. Su experiencia en Puerto Rico la describía en 2011 de una forma rotunda: «Maravillosa».
Pero en 1989 decide regresar a Málaga y siente la creciente necesidad de dedicarse a la pintura religiosa. Sus cuadros son de una gran espiritualidad y en sus lienzos Jesús y la Virgen irradian magnetismo y dulzura a partes iguales.
Cristo rodeado de pobres (El pan nuestro de cada día), acompañado por la Madre Teresa de Calcuta (Madre Teresa en arrabales) o rodeado en La cena de la Paz de líderes mundiales y premios Nobel de la Paz, pero también un Cautivo con la iglesia de la Trinidad al fondo.
Asistió a la inauguración el antiguo e inolvidable deán de la Catedral Francisco García Mota, que pudo comprobar la intensa espiritualidad de la obra de José Azaustre.
El pintor malagueño reside en el Rincón de la Victoria, donde después de la exposición quiere replantearse su actividad artística, tras superar unos achaques de salud.
Le deseamos mucha suerte y muchas horas felices de pintura y familia a este artista malagueño entre dos mundos.
Este artista es un maestro de maestros, entiendo que debe estar en la historia del arte mundial.
!Gracias¡