El estanque de los Jardines de Pedro Luis Alonso, que no iba a acoger animales, se está llenando de peces depositados por sus dueños. Ya son legión.
Hace unos días esta sección se dio una vuelta por la Laguna de la Barrera para comprobar que si bien el parque, recién remodelado, está en perfectas condiciones, en la laguna lo mínimo que puedes pillar si vas de pesca ilegal es el tifus. Porque si bien este estanque se formó al sacar arcilla para los ladrillos –de ahí que abunden estos– en las últimas décadas a la laguna ha ido a parar de todo, incluidos coches y motos y como muchos de los detritus de nuestra sociedad tecnológica e industrial no han sido retirados, la laguna se ha transformado en un vertedero submarino, como dan fe algunas fotos pavorosas publicadas por este periódico.
Que nuestro Ayuntamiento estuvo en la luna de Valencia mientras se pensaba lo de optar a capital verde de Europa es cierto, que ningún político en los últimos 30 años se ha atrevido a remar por la laguna y comprobar en directo la magnitud de la porquería, también. Pero el hecho de disfrutar de un vertedero submarino no ha impedido que los malagueños depositen allí sus mascotas acuáticas cuando se hartan de ellas: peces de todos los estilos, tortugas de todos los tamaños y en su día hasta conejos (estos, no sumergibles, pero que patearon los alrededores).
La suelta de mascotas en espacios públicos de Málaga no es un gesto para tirar cohetes, pero es un paso más para la Humanidad en comparación con los cazadores cabestros de nuestra provincia que se deshacen de sus perros de caza ahorcándolos o dejándolos a su suerte (y muchos terminan en la autovía). Frente a estas acémilas con escopeta al hombro la suelta de mascotas al menos escenifica una preocupación por el futuro de los animalitos.
Lo curioso es que el mismo comportamiento podemos ver en un estanque hasta hace bien poco más solo que la una. Porque cuando el Ayuntamiento lo remodeló, en el centro de los Jardines de Pedro Luis Alonso, quiso eliminar los dominios de los maltratados patos a quienes algunos malagueños directamente emparentados con nuestros ancestros arborícolas, utilizaban como diana de sus naranjas, para desfogar toda la idiocia, sin conseguirlo.
El estanque con la caseta de los patos se sustituyó por un estanque a secas, con la decoración de los recién fallecidos ceramistas Amparo y Carlos Ruiz de Luna. El estanque a secas contaba con nenúfares pero tras la mala experiencia con los patos el Ayuntamiento no tenía previsto meter en él ni mosquitos. Otra cosa son los dueños de mascotas que han llenado el estanque de carpas. Así lo confirma el director de Parques y Jardines Javier Gutiérrez del Álamo, que explica que al contar con oxigenación gracias a un pequeño chorro, eso permite que los peces están a sus anchas.
El caso es que las carpas se multiplican y pronto será, en número, lo más parecido a una playa de Japón en día de fiesta y habrá que trasladarlas. Confiemos en que no sea a la Laguna de la Barrera.
y en breve, también tortugas, que apostamos…