Visiones futurista para la Málaga de 2045

22 Oct

Después de que ayer las redes ardieran –y qué día no arden– por la irregular segunda parte de Regreso al Futuro, tomen dos tazas.

En muchas ocasiones se suele emplear la expresión «las redes arden», en referencia a las redes sociales, quizás porque coincide en el tiempo un número apreciable de internautas con gran facilidad para encenderse.

El espectáculo de linchamiento público global recuerda a esos estadios de fútbol en los que cientos de personas se levantan a la vez para insultar a la madre del árbitro.

Ayer las redes volvieron a incendiarse (y qué día no se incendian o «echan humo») pero esta vez para conmemorar la poco memorable segunda parte de Regreso al Futuro, estrenada en 1989, que llevaba la acción a tal día como ayer.

Las redes ardieron al comparar los fallos y aciertos del guionista al escrutar el futuro a tres décadas vista, de 1985 a 2015. No es el primero en intentar hacer de adivino. En la infancia del firmante vegetaban por alguna estantería unos tomos de la revista Blanco y Negro de finales del XIX. En uno de ellos un dibujante se imaginaba cómo sería el año 2000. La principal característica era que tanto la ropa de los ciudadanos como los edificios del futuro seguían siendo los del siglo XIX pero los peatones se movían por el aire y un guardia dirigía el intenso tráfico aéreo.

Recientemente una editorial española ha publicado El año 2440 del francés Louis-Sebastién Mercier, obrita de la que hablará el suplemento de libros del próximo sábado. En ese futuro tan lejano, pues la obra fue escrita en el siglo XVIII, el protagonista describe un mundo en el que las mujeres son «independientes y absolutamente dueñas de su persona», los diamantes se destruyen para acabar con la codicia y en la administración se acaba «el desorden, el derroche, los gastos inútiles, los chanchullos, los empleos dobles». Quién lo viera.

Como se ve, el principal enfoque de quienes intentan suplantar a los augures romanos que leían en las entrañas de las aves (origen indirecto del paté) es imaginar el futuro con los ojos del presente y sobre todo hacer realidad los sueños, por eso en Regreso al Futuro II los coches vuelan y criados invisibles sacan a pasear a los perros.

Con estos parámetros, ¿cómo será la Málaga de 2045? Pues ni idea, pero aquí van algunos consejos útiles: parachoques peatonales con el fin de evitar los impactos en plena acera de los usuarios que utilizan a diario la realidad aumentada o virtual o de quienes llevan implantados en el cuerpo lo que hoy llamamos móviles inteligentes.

En cuanto a las grandes infraestructuras, las autoridades se deberían plantear llevar de una vez el metro a Málaga Este, concluir el tramo Marbella-Estepona del tren de la Costa, completar el saneamiento del litoral, desviar el río Guadalmedina y en los terrenos del antiguo polígono Guadalhorce inaugurar el mayor parque de Málaga.

En cuanto al terreno político habría que ir convenciendo a Paco de la Torre para que dejara paso a nuevas generaciones, que Bendodo, como Carlos de Inglaterra, ya va teniendo una edad…

Nota: Lo de la Catedral con dos torres olvídenlo. En 2045 las fuerzas vivas malaguitas continuarán igual de cerriles.

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