La calle Convalecientes: la huella del viejo hospital

3 Jul

Con un nombre tan poco comercial pero tan histórico, la calle recuerda el hospital fundado el año de la batalla de Lepanto en el que mejoraban los enfermos sin blanca

El destino ha sido muy cruel con algunos pueblos andaluces que parecían tenerlo todo para pasar a la posteridad. Ocurrió con el poblado romano de Aquae Rosae (agua de rosas) en Granada, que lejos de convertirse en una hermosa evocación de los perfumes hispanos el nombre fue cambiando,como en el juego del teléfono, hasta terminar en Asquerosa. Vivir en Asquerosa no parecía enorgullecer a los asqueroseños –que no asquerosos– así que en 1943 el pueblo pasó a llamarse Valderrubio. Fue uno de los triunfos más tempraneros del puritano movimiento de lo políticamente correcto.

No ha pasado lo mismo con nuestra céntrica calle Convalecientes, que pese a su nombre nada comercial se mantiene contra viento y marea. Es uno de los pocos rincones de Málaga en los que queda la evidencia nominal de un antiguo hospital. En este caso, como señala la palabra, para convalecientes, es decir personas que habían pasado los tratamientos de urgencia pero debían seguir encamados hasta restablecerse. Eso sí, «pobres convalecientes», como dejó dicho en su testamento el regidor Juan Ximénez de Ávila.

Fue fundado este hospital el mismo año de la batalla de Lepanto, 1571 y como cuenta María Dolores Fernández Mérida en su gran trabajo sobre los hospitales malagueños se sabe que contaba con una capilla con la imagen de Nuestra Señora de Atocha y que no necesitaba mucho personal, pues lo que se trataba era de que los enfermos se recuperaran con tranquilidad en un ambiente higiénico, sin especiales cuidados médicos, aunque sí contaban con un sacerdote.

Sabemos que en 1837, después de unos años en estado ruinoso, se fusionó con el hospital de la Caridad, por la zona de la calle Strachan, y que en 1848 ya habían construido en su parcela.

En nuestros días ha continuado la presencial institucional en la calle la Casa Hermandad de la Pasión. En cuanto al nombre de la calle, ya los únicos que convalecen son los que salen perjudicados de la vida nocturna malaguita, sobre todo a partir de los jueves.

La claqueta

En el exterior del cascarón que antes ocupaba el cine Andalucía hay desde hace poco, por el lado de la calle Victoria, una acertada pintada que lo evoca. En ella aparece una gigantesca claqueta y al pie unas figuras de espaldas junto a varias sillas de director con el nombre «Nadie». La espantá de los cines del Centro, con la única excepción del cine municipal Albéniz,sigue siendo una importante pérdida sentimental para muchos malagueños. El impacto de la figura de Superman cual coloso de Rodas ocupando toda la fachada del Astoria, hasta el infinito y más allá, difícilmente tiene parangón con los estrenos actuales, con permiso del Dolby Surround, asientos mullidos o cualquier aderezo tecnológico.

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