El futuro parque de Soliva nos ha descubierto las «retículas» de naranjos pero también nos recuerda la laguna desecada a la fuerza y a la espera
La primera piedra o primera paletada del futuro parque de Soliva nos ha deparado una nota municipal sobre el evento repleta de palabras y expresiones que pondrían de los nervios a Darío Villanueva, el nuevo director de la Real Academia Española.
Y no es sólo que el parque mejora la «conectividad» de la zona norte del barrio, en lugar de la conexión, que es una palabra menos chachipiruli pero mucho más clara. No es sólo que se hable de una zona de «terraplenado», en lugar de los terraplenes de toda la vida (en la misma línea, nuestro Ayuntamiento suele preferir hablar de «acerado», que es más fino, en lugar de la acera de siempre).
Pero quizás, lo más alambicado o retorcido sea decir que los caminos tendrán hileras de naranjos en estos términos: «Los caminos peatonales se estructuran bajo una retícula de naranjos». Inmejorable. Sin duda, la estructuración bajo retícula tiene futuro en Málaga, una ciudad que se pirra por las expresiones en inglés pero también por el español para iniciados, una modalidad del idioma de esa selecta minoría de técnicos que emplea como nadie un torrente de expresiones arcanas o directamente chorras.
«Conectividad», por lo menos, sí aparece en la vigésimotercera edición de la RAE y tiene un pase, aunque sea cursi. «Retícula», como oscuro sinónimo de línea, hilera o vaya usted a saber qué, ya es otro cantar.
El parque de Soliva es necesario para uno de los barrios más recientes de Málaga pero precisamente por sus modestas dimensiones, 17.000 metros cuadrados, nuestro Ayuntamiento no debería olvidar la demanda de los vecinos y colectivos del entorno: el futuro parque de 43.000 metros cuadrados que algún día se construirá entre el barrio y el antiguo vertedero de Los Ruices.Como muchos recordarán, la plataforma de Soliva plantea que en ese futuro parque se incluya la laguna surgida en 2009 en terrenos de las constructoras Edipsa y Myramar. Nacida de forma artificial, fue también secada de forma artificial cuando empezaron a elevarse voces pidiendo su conservación.
Frente a esta actuación carpetovetónica hay una hecho muy claro: el vaso de la laguna continúa en su sitio. Si en el Campamento Benítez ya hay proyectada una balsa de agua, ¿qué impide no hacer lo propio en Soliva para que los vecinos disfruten de la presencia de garzas reales, aguiluchos laguneros y cernícalos, como antes de que fuera desecada? Todo es cuestión de estructurar un buen puñado de retículas de agua pero sobre todo, de voluntad política. Y poco más.
La reina madre
En el libro que El Pimpi ha editado con anécdotas de este popular establecimiento, se recoge la reciente visita de la reina madre del rey de Bután en 2011, acompañada de su hija. Al probar los vinos la reina madre, de kilométrico y exótico nombre, brindó porque se fundara un Pimpi en la lejana capital del reino, Timbu.