Cuando se presentó el proyecto de los chiringuitos de las playas de La Caleta y La Malagueta, el firmante de estas líneas cayó en la trampa y al contemplar en el papel el diseño de esos merenderos de aires gráciles y cuasi ibicencos, pensó de forma muy bienintencionada que la gracilidad de estas estructuras se iba a trasladar a la arena y que Málaga ganaría con el cambio.
Con este motivo, el pasado 9 de enero un servidor escribió en esta sección, de forma esperanzadora, sobre estas estructuras que aún no se habían desarrollado en todo su esplendor.
Y cayó el menda en la trampa porque lo que se está levantando en la playa de La Caleta y La Malagueta no son sino una colección de búnkeres para albergar al estado mayor norcoreano, el más hermético del mundo.
Una vez más, los políticos malagueños superan sus límites de eficacia y gestión inteligente legando para los próximos 30 años –hasta que llegue, crucemos los dedos, una generación más sensible– estos restaurantes que suponen una agresión lamentable a nuestras playas.
Qué bien quedarían estas moles en una placita de cualquier ciudad de la extinta República Democrática Alemana. Con estos merenderos megalíticos, Málaga sigue imparable ese modelo turístico tan afamado en el extrarradio de las grandes ciudades del norte de Europa llamado Benidorm.
Pero si todavía son escépticos a las toneladas de cemento depositadas sobre la arena, sólo tienen que acercarse al antiguo merendero Caleta Playa, situado frente a una conocida clínica radiológica. Este chiringuito es todavía de los antiguos, tiene mucha menos altura que las nuevas incorporaciones y la terraza cubierta no es una continuación de la mole sino cuatro barras metálicas. Lo mismo ocurre con el merendero Oasis, que tiene al lado a su hermano mayor, como puede verse en la foto.
La crisis, causada en buena parte por el exceso de ladrillo, no parece haber doblegado a ese potente lobby merdellón que sigue destrozando nuestro litoral.
Si tratan de contemplar la bahía de Málaga desde el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso, a partir de ahora se van a encontrar con una cadena de obstáculos visuales que ninguna ciudad europea con un mínimo de sensibilidad y cuidado por el turismo habría permitido. En cuanto a ver el mar desde la calle Gutenberg y otros puntos, ya sólo verán un cachito.
Pero si algo tenemos los malagueños es capacidad para aguantar carros, carretas y burricies urbanísticas, así que echen un vistazo a la ya comentada treta perpetrada en el Palacio de la Aduana, en el que, con la excusa de recuperar el tejado del edificio, nos han metido una planta más, desgraciando las vistas de Málaga desde la Alcazaba. No ganamos para disgustos.
Ya sólo queda, una vez más, admitir el estropicio, sonreír a los futuros votantes e invitar a la inauguración de los búnkeres playeros al niño prodigio de Corea del Norte –Kim Jong-un– y toda su plana mayor, para que disfruten de la Malagueta.
¿Quién nos iba a decir que en pleno 2013 la Ciudad del Paraíso iba a reinventar la cultura megalítica? Si esto es un aperitivo de la futura Ley de Costas, prepárense para degustar de nuevo los tiempos bravíos del ladrillo. Preparémonos para lo peor.
!Por fín algún lamento que acompañe al mío! Paso a diario frente a ellos y sigo sin dar crédito… ¿Cómo puede estar pasando esto frente a nuestras narices, repetidamente cada pocos metros y no estar todos en a calle? Se trata de una auténtica pared opaca de hormigón! !Qué bonito y sencillo hubiera sido ver unas estructuras sutiles, de cristales traslúcidos, con materiales naturales, que adecentaran lo que había pero respetaran su entorno natural! ¿Y por qué esa altura.?Lo màs triste:esas persianas de pretendido color marino, que nos pone de manifiesto lo peor:el que los diseñó se daba cuenta de que dejaría al mar ciego. Totalmente ciego. Nieves Orti.
Comparto esta pena, casi que no paseo por la malagueta desde que vi las construcciones la verdad.
Esta ciudad da ya vergüenza y mira que uno hace por luchar, por trabajar para intentar quedarse aquí, pero entre lo que viene del centro, lo que viene de la junta, lo que viene de alrededor, cada vez cuesta mas encontrar argumentos para no hacer las maletas e irse a, por lo menos, conocer nuevas culturas.
Como siempre, este blog es impresionante.
Cuando nuestros ‘gestores’ no sienten el frío aliento de las consecuencias sobre su nuca se dedican a hacer cosas como ésta, porque cosa es la única forma de calificar lo que están haciendo en la playa…
Tú entonas el mea culpa por no haberte dado cuenta, yo lo entono por ni, tan siquiera, haberme molestado en ver los proyectos.
Nunca pensé que tal despropósito pudiera cometerse en el Siglo XXI pero, nuestros gestores de lo común, van dejando pistas de lo depredadores que pueden llegar a ser.
Por otro lado, parece lógico que estuvieran dispuestos a cometer tal fechoría puesto que inicialmente las competencias eran del Estado y estaba dispuesto a sacar los chiringuitos-restaurantes de las playas (y no hablábamos de estas moles de hormigón). Para no calentarse la cabeza, le pasaron las competencias a la Junta de Andalucía y ésta lo dejó en manos, en las zonas urbanas, de los Ayuntamientos. ¡Craso error!.
Y aquí tenemos que, por un puñado de votos (o por nuestra felicidad como el S.A.R.E.), nos han calzado semejantes mamotretos en un espacio que es de TODOS pero que, nuestros queridos gestores, se lo han cedido, en nuestro nombre, a un puñado de empresarios dejándoles construir esos enormes Restaurantes en la playa.
Por más que insistan en que era dignificar algo que ya estaba implantado, no creo que sea así y que se ha transformado la actividad de merendero en chiringuito y, ahora, de chiringuito en Restaurante. ¿Qué será lo próximo? ¿Un Hotel?
¡Que nos sirva para estar más atentos! A mí, desde luego.
Así es. Yo también me quedé horrorizada el primer día que, paseando en bici por la Malagueta, descubrí las obras de transformación de estos chiringuitos, que ya no serán chiringuitos auténticos nunca máis…. Bravo! políticos!.. y.. más absolutamente de acuerdo en cuanto a las vistas de Málaga por aquello del techo cibernético que le han ‘colocao’ al Palacio de la Aduana…. mi padre es fotógrafo y cuando me enseñó las fotos que hizo recientemente de un atardecer ya muy avanzado desde Gibralfaro, le dije: pero eso qué es!! Estará provisional, no?.. JÁ! y JÁ! (dijo mi padre)…
Ya mismo no nos quedará nada de lo que presumir de esta bendita tierra…