No hay que irse a un escándalo financiero para constatar que la mano izquierda de la administración no sabe lo que hace la derecha. A comienzos de año nos enteramos de que la Consejería de Cultura había hecho tabla rasa de los alrededores del antiguo convento de la Trinidad, convirtiendo en fosfatina los tres edificios militares que sobrevivían.
Fue una decisión tomada en un despacho en Sevilla, de ahí que el despacho de Málaga se quedara a dos velas. No se enteró de la misa la mitad, según fuentes bien informadas.
De haberse tomado la decisión un poco más cerca del teatro de operaciones, algún político con cabeza habría al menos dejado, como testigo de 150 años de pasado militar, uno de los dos pabellones más pequeños, esos que no quitaban vista alguna al convento, rehabilitándolo con el resto del conjunto. Pero ojos que no ven…
Se pueden hacer mal las cosas e incluso justificar la tropelía con un comunicado de prensa. Lo que ya no se explica es que ese comunicado fuera tan cursi.
Pero como las administraciones son una caja de sorpresas, no hay que sorprenderse de que las mismas almas de cántaro que pasaron tres pueblos de los más de 200 colectivos que pedían un gesto de la Junta en el viejo cuartel, ahora anuncien, esta semana y en el BOJA, la protección de unos sesenta inmuebles en la zona que va del Paseo de Reding a Bellavista y que ya han entrado con todos los honores en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.
Se trata de un asunto que este periódico ha seguido desde el primer día y que de paso evita lo que Urbanismo, de forma indirecta, iba a conseguir con el trazado de una funesta carretera: cepillarse dos de los edificios más bonitos de Bellavista y de paso poner en riesgo el mejor ficus microcarpa de la ciudad.
Lo bueno es que a partir de ahora, todas las obras que se hagan en estos inmuebles protegidos deberán ser comunicadas a la Junta, que tendrá la última palabra y una amplia zona de Málaga queda protegida de cualquier disparate urbanístico.
La Gerencia, que hace unos cuantos años pensaba que era inevitable la construcción de la carretera, ha planteado ya una alternativa menos destructiva por medio de un túnel.
Y en todo este tiempo, la delegación de Cultura de Málaga se planteó no sólo proteger estas dos casas, una de ellas de Gerónimo Cuervo, sino aprovechar para hacerlo con lo más granado del Este de la ciudad. Felicidades a los luchadores vecinos de Bellavista y a la Junta porque, aunque comenzó el año de insensibles maneras en la Trinidad, en este asunto urbanístico sí han escuchado a los ciudadanos.
Un paso más
Quede constancia de que el lenguaje robótico que sueltan por la boca muchos políticos malaguitas sigue en su lucha por eliminar los elementos superfluos del español, tal es el caso de los artículos. Así, se extiende como la espuma la moda de dejar a la Diputación de Málaga pelada y mondada, de ahí que muchos de nuestros robots electos ya hablen del pleno «en Diputación». Un paso más hacia la gloria.