A las 9 de la mañana de ayer, el agua cabrilleaba en los estanques del Parque del Oeste. Por la entrada del paseo marítimo, un cisne despelucado por el viento daba la bienvenida a los paseantes, algunos de ellos con caras de estatuas de hielo. Pasa una muchacha corriendo en chandal y detrás un jubilado también a la carrera, sólo que este huye del frío.
Arropados por una sirena varada del escultor Stefan von Reiswitz, un grupo de patos forma una melé para defenderse de la rasca.
Un poco más adelante, en la doble columnata de aires clásicos con asientos que recuerdan a esa gran copia romana de La Concepción, un jubilado lee el periódico de pie, tratando de atrapar el incipiente sol del invierno. Un lector heroico. Detrás de él, un chino practica tai chi con las agitadas copas de los pinos como banda sonora de su hazaña sosegada.
Cerca ya del zoo, otra sirena, esta vez erguida, sostiene en su cola a una pareja de patos que de momento se lo piensa antes de darse el chapuzón.
En todo caso, el Parque del Oeste, después de conjurar la ola de cemento con la que nació, tiene espacio suficiente como para que el sol vaya dejando constancia de sus dominios. Así, a la derecha, las blancas torres del Parque Mediterráneo, llenas de luz, parecen un anuncio de detergente.
Frente a la galería de falsos romanos togados con cabeza de espiral, bajo las manchas de sol se reúnen palomas y cotorras argentinas en perfecta sintonía, en busca de pitanza, mientras los mirlos prefieren mantener una prudente distancia. Detrás de estos togados, obra también de Stefan von Reiswitz, se extiende un jardín con dos esculturas del mismo autor bávaro residente en Málaga. Una de ellas, la marquesa de Chinchón, pasea un perro insecto al que se le acercan una pareja de perros de carne y hueso. Porque hay que decir que el Parque del Oeste es uno de los puntos de reunión más nutridos de dueños de perros con sus respectivas mascotas.
Ayer, muchos de ellos –dueños y perros– compartían charlas y juegos respectivamente junto a una pirámide escalonada obra del bávaro que tiene aquí un verdadero parque temático de su producción. También en invierno el del Oeste sigue siendo el parque más bonito y completo de Málaga. Y eso que rasca hacía tela.
Selección para tv
Ayer, una veintena de personas hacía cola ante el hotel NH para una prueba de selección del concurso televisivo Ahora caigo, que presenta Arturo Valls. La mayoría de los seleccionados, más tarde o más temprano, terminará cayendo por una suerte de hoyo si los nervios le fallan y no acierta la pregunta. Sin metáfora alguna, ese fallo precipita su caída. Suerte.
Convivencia tardía
En la calle Morritos Altos de Mangas Verdes hace unos días convivían todavía en la fachada cinco papanoeles subidos a la escalera con el clásico paño rojo del Niño Jesús.