La Sociedad Protectora de Animales de Málaga ha preferido, en su nota de prensa emitida ayer, no dar el nombre del sujeto al que mañana llevará a juicio por presunto maltrato a una perra de caza.
Gracias a que el animalito llevaba un chip, este colectivo ha podido dar con el individuo que ejerce de propietario.
Aunque nos acerquemos a la Navidad, la historia de hoy es una historia de terror que tuvo lugar el pasado 30 de mayo, cuando una persona escuchó unos débiles gemidos que salían de un contenedor en los Montes de Málaga.
Dentro había una perrita en serio estado de deshidratación y sin pelo, además de tener casi todo el cuerpo invadido por una sarna muy aguda. Esta persona providencial fue la que llevó el animal al refugio José Carlos Cabra de la Protectora, en La Virreina.
Aunque luego se averiguó que era una setter, la perrita, de nombre Cuca, parecía de raza indefinida por el estado de completo abandono en el que se encontraba. La Sociedad Protectora de Animales constató que la perra había estado semanas y puede que meses sin ningún tipo de atención a su problema de sarna y es probable que su mal estado provocó que alguien la tirara al contenedor para que se muriera de hambre, de sed o aplastada al caer en la cuba del camión de la basura.
Traten de viajar a la mente del autor de esta hazaña y concluirán que tiene la misma sensibilidad por los animales que un bulldozer. En ningún momento se le pasó por la cabeza curarle la sarna, sino que, visto el avance de la enfermedad, trató a la perra como un mueble viejo.
Este viaje a la mente del especímen es poco grato, así que mejor regresar a la Protectora de Animales, donde Cuca llegó hecha una piltrafa pero con mucho cariño su salud mejoró. Al principio, alimentándose con un gotero y ganando fuerzas muy poco a poco. A la setter la tuvieron que aislar en una jaula para que no pegara la sarna al resto de perros y había que bañarla con guantes.
Los de la Protectora pasaron lo suyo hasta que Cuca recuperó la confianza en los seres humanos, pues durante semanas se escondía en su caseta y temblaba, temiendo patadas a las que, quién sabe, quizás estaría muy acostumbrada.
Carmen Manzano, la presidenta de la asociación, nos envía fotos del antes y el después de esta perrita, que hoy vive una vida alejada de malas bestias en Finlandia, donde ha sido adoptada y donde, estamos seguros, recibirá el cariño que aquí sólo ha tenido en el refugio José Carlos Cabra.
La Sociedad Protectora de Animales quiere hacer oír la voz de Cuca, ya que esta perrita maltratada no puede hablar y de paso, denuncia la lamentable situación que padecen en Málaga cientos de perros de caza, empleados como instrumentos de usar y tirar por sus lamentables dueños.
Existe una evidente falta de cultura en algunos aficionados a la caza en Málaga. Mientras esta llega, habrá que inculcar el respeto a los animales con multas y acciones como la que mañana ejercerá la Protectora en un juzgado de Málaga. Lo harán por Cuca. Suerte.
Doas años íntegros de cárcel (y pagar todos los gastos de la pasada recuperación, más los costes de veterinario y alimentación mientras viva el animal) parecería una sanción razonablemte justa para el energúmeno que ha hecho eso a la perra. Pero esto es España.
Un saludo, señor Alfonso.
Han suspendido el juicio, parece que no han podido localizar al «dueño» de Cuca….otra vez a esperar, menos mal que Cuca está lejos…a salvo.