No pidamos peras al jeque y otras historias

8 Ago

La española, la liga de fútbol más aburrida del mundo – junto con la escocesa– levanta pasiones a pesar de que, como más de una vez hemos subrayado, en las últimas 28 temporadas los dos equipos que ustedes imaginan han ganado 24 ligas, lo que da una idea de la emoción e igualdad que destila hasta el último minuto.

A pesar de ser un monumental muermo, el intento de venta del jeque Al Thani del Málaga C.F., el club del que es propietario, ha herido el amor propio de muchos aficionados, que siguen sin caer en la cuenta de que a los clubes españoles de fútbol no acceden hermanitas de la caridad sino un batiburrillo en el que podemos encontrar empresarios con pocos escrúpulos, excedentes del mundo de la construcción y espabilados con afán de protagonismo, entre otros especímenes, además de personajes como don Manuel Ruiz de Lopera y Jesús Gil, que constituyen sendos prototipos insustituibles en la historia del fútbol mundial.

Al Thani, ahora caen muchos aficionados, es un empresario que quiere ganar dinero y hacerse un nombre en la Costa de Sol para hacer negocios y no ha montado una ONG en La Rosaleda, aunque durante dos temporadas nos ha dado muchas alegrías.

Y no ha sido este catarí una excepción. Es una pena que Valle Inclán no conociera la nueva Corte de los Milagros, la de los directivos de los clubes españoles, una de las cotas sociales a las que aspira (o al menos aspiraba) el nuevo rico hispano. El crecimiento desorbitado de la burbuja inmobiliaria y posterior estallido ha podido seguirse, domingo tras domingo y de forma privilegiada, en los palcos de fútbol, cogollito social para cerrar negocios desaforados y para estrechar lazos con políticos cuya larga vida laboral se limita, como la de los futbolistas, a la que se desarrolla dentro del partido.

Cuando el futuro del club está todavía en el aire y paradójicamente, se desinfla, quedémonos al menos con estos dos años de ilusión, aunque de momento haya sido un proyecto deportivo con aires de cartón piedra.

Nunca el Málaga alcanzó cotas tan altas de entusiasmo por parte de la afición y éxitos deportivos, –en medio, además, de una pavorosa crisis económica europea–.

Sólo por eso, el dueño del Málaga merece nuestro agradecimiento. Otra cosa es la patulea que rodea el mundo del fútbol desde el comienzo de los tiempos. No pidamos peras al olmo y recordemos con agrado un pasado corto pero brillante.

A ver qué nos depara el futuro en la liga de fútbol más soporífera del orbe, con permiso de los también sufridos aficionados escoceses.

Sin el lorenzo

El Ejido es para muchos malagueños sinónimo de oorenzo desorbitado cayendo a destajo sobre los paseantes y azufrándoles la piel.

Eso es porque no han pasado por la calle dedicada al padre Mondéjar, un paseo pegado a la zona universitaria escoltado de tipuanas de flores amarillas, con bancos dobles y vistas preciosas de Málaga.

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