El parque del Cine, inaugurado hace dos años, es uno de los más originales de Málaga y escapa al tópico de otras zonas verdes clónicas, como en su día escapó el que es sin duda el mejor de la ciudad, el Parque del Oeste, aunque desde el punto de vista botánico la palma, nunca mejor dicho, se la sigue llevando el Parque de Málaga a secas.
El del Cine no brilla mucho por sus árboles –alguna cresta de gallo, algunas palmeras– sino por su diseño y por las instalaciones, que siguen en muy buen estado, gracias a la feliz idea de vallarlo y ponerle un horario, lo que permite que las actuaciones de nuestros homúnculos más distinguidos sean pocas, aunque como comenta algún vecino, más de una pareja ha sido sorprendida por la noche en algún intrincado mobiliario del parque totalmente dispuesta a tener trillizos.
Tiene este parque un claro aire hollywodiense, no sólo por ese suelo mullido sobre el que corre el celuloide sino por una lluvia de colores que habría encandilado a Walt Disney.
De hecho, de su escuela artística parece haber salido un par de gusanos gigantes que reptan por el suelo algo descoloridos, mientras montan guardia frente al original monumento a Peneque el Valiente, la veterana marioneta nacida en 1959 y que tiene enfrente un escenario de mármol por el que asoma.
Tiene tanto entretenimiento este parque que los niños pueden tuitear al aire libre (no es broma, es lo que en el momento de la visita tres niñas armadas con patines hacen sentadas en un banco, rendiendo pleitesía a su smartphone).
Algunos de estos juegos parecen diseñados por Leonardo (Da Vinci, no Dantés), tal es el ingenio desplegado. Aunque sin duda lo más llamativo de este parque es precisamente el parque infantil, un verdadero castillo nada inexpugnable a la curiosidad de los niños, que descansa sobre un gigantesco libro abierto.
El libro, por cierto, da la impresión de haber sido diseñado por algún alma anglosajona, pues en los extremos tiene creadores y personajes del Reino Unido y EEUU como Dickens y Melville, con sus personajes respectivos, Oliver Twist, la ballena Moby Dick, sin olvidar a Orson Welles, que también tuvo una etapa de ballenato.
El parque del Cine es un parque temático en miniatura, en donde la Naturaleza pasa a un tercer plano para regocijo de los amantes de los cacharros. A fin de cuentas, los vecinos de Teatinos tienen justo al lado dos parques. Otra historia es que, para encontrar sombra en buena parte de ellos haya que echar mano del paraguas.
Lotería vial
El callejero de todas las ciudades del mundo es una lotería, y mientras personajes poco conocidos resultan agraciados con una avenida, una plaza o un bulevar, otros más insignes o de mayor calado vegetan en callejones perdidos. También pasa con las ciudades con mucha relación histórica con Málaga. En la calle Martínez de la Rosa desemboca la humilde calle sin salida dedicada a La Habana, que sólo cuenta con una casa mata y un bloque enfrente. Mala suerte.