Egolatrías y otras pintadas futboleras

14 Jun

En un viejo chiste del gran Chumy Chúmez una señora pregunta a su marido qué es lo que dicen los españoles de los problemas actuales, y el señor responde mientras ve un partido en la tele: «Dicen lo de siempre, ¡Gooool!».

El fútbol es un chute de adrenalina, el sustitutivo civilizado de guerras internacionales (o con el vecino de al lado) además de un potente y entretenido opiáceo que se extiende por todos los rincones de nuestra existencia.

Sin el fútbol la vida sería más aburrida o, para ser más exactos, como un partido de la liga italiana.

También en el arte chungo de la pintada ególatra, la que busca la exaltación del adolescente de turno, encontramos la huella dichosa de la pelotita. Ayer hablamos de la versión malagueña del parque de María Luisa, del mismo nombre que en Sevilla. Tiene esta zona verde, en el extremo oeste de la Carretera de Cádiz, dos pistas de deportes rodeadas de un muro blanco, perfecto para atiborrarlo de pintadas absurdas, de las que nada aportan al arte y restan recursos públicos, porque luego hay que limpiarlas.

El caso es que las pintadas recogen el fervor por la selección española y el fumbo y aunque estemos en plena Eurocopa, da la impresión, por las fechas de algunos de los trazos vecinos, que fueron hechas durante los mundiales de Sudáfrica, de ahí que nos encontremos con una que también parece un alegato contra el estreñimiento: «Podemos, podemos», para luego pasar al «España, podemos» y «nosotros valemos», que es lo que en nuestros días no captan ni el Banco Central Europeo ni el FMI.

Y evocando a Chumy Chúmez, no falta esa que dice «Gooool» y que parece extender sus oes por todo el recinto interior de la pista.

Ahora bien, ya me dirán qué aportará a los arqueólogos del futuro desenterrar un trozo de pista deportiva del siglo XXI y descubrir esta inscripción: «El nömö». Lo único que constatarán es un dominio más bien horroroso de la ortografía por parte del anónimo autor, siete veces más fuerte que nosotros si realmente es un gnomo.

Claro que «yo mismo» y «miniyo» le siguen muy de cerca como material arqueológico inútil y lo único que denotan es esa tendencia, ya mencionada, de excesiva reafirmación del yo.

Quizás sea esa tendencia a escribir como máximo 140 caracteres en el twitter, pero ya no se escriben pintadas como las de la Transición, muchas veces reflexiones cáusticas sobre la vida y la política que hoy, en el colmo del exotismo, quedan reducidas en el parque de María Luisa a «Eliseu», el centrocampista del Málaga. Podemos.

Pesetas y euros

Casualidades de la vida administrativa. Como recordó el alcalde Francisco de la Torre esta semana, la construcción y arreglo de la nueva barriada García Grana ha costado 32 millones de euros, mientras que la primitiva barriada, levantada en 1959 para alojar a los chabolistas del arroyo del Cuarto tras unas inundaciones, costó 32 millones de pesetas. Un poco menos.

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