Del borroso decorado a la primera fila

24 May

Los árboles, como la economía, son impredecibles. En Málaga, como hemos puesto en evidencia más de una vez en esta sección, la relación entre los malagueños y los árboles de nuestra ciudad es la misma que si tuvieran delante un animal exótico australiano y con púas.

Entre los malagueños y los árboles se abre un foso insalvable y la mayoría pasa por la vida sin ni siquiera detectarlos por la calle, pues entran en la categoría de borrosos decorados del escenario de su existencia. De ponerles nombres a esos borrones ni hablamos. Hagan una prueba: visualicen las palmeras washigtonias de la Aduana y si se la imaginan agrupadas a la derecha del edificio, con un clamoroso claro a la izquierda, han acertado. Si no, den una vuelta por la Aduana.

Y los árboles, que son como la economía, esta semana nos han dado unos sustos dignos de la prima de riesgo (y la semana todavía no ha concluido).

La rama de un viejo ailanto, un árbol de origen chino muy resistente y amigo de pegar el estirón en los solares abandonados, se cayó el lunes en la avenida Juan Sebastián Elcano, a la altura de Las Acacias y al día siguiente, en la antigua vía del tren a Vélez –la calle Bolivia de Pedregalejo– se produjo el desmoronamiento de la rama de un eucalipto, después de que los vecinos pidieran, hace tres años, la poda de los eucaliptos de la zona. Como señalaba ayer una vecina en la línea 11, los malagueños no nos aclaramos: «Lo mismo la gente protesta si podas los árboles que si no los podas».

Ayer se conmemoraba en Praga la defenestración de unos dignatarios por cuestiones religiosas, suceso que precipitó la Guerra de los 30 años. Si raro es complicarse la vida saliendo por una ventana, el arriesgarla al caerte una rama en pleno casco urbano entra dentro de lo impredecible, como los árboles y la puñetera economía.

Este doble suceso, además de una advertencia al Ayuntamiento para que ponga más celo cuando los vecinos pidan una poda, ha provocado que los árboles ignotos de Málaga pasen del fondo del escenario a tocar con sus ramas a los espectadores de la primera fila. Precaución.

Las flores

Y siguiendo con los árboles, habrá que tener a raya ahora y siempre los cinco enormes eucaliptos, con visos de querer imitar a las secuoyas de California que se encuentran en la plaza que hay delante de la barriada de Las Flores, junto al parque del Cementerio de San Miguel.

El entorno está bien aprovechado con bancos y un parque infantil, así que a todos beneficiará que estos ejemplares estén siempre estilizados y sanos.

Lamas

Las escasas relaciones entre el malagueño medio y las creencias budistas provocan comentarios como el de un usuario de la línea 3 ayer, al paso de un venerable lama: «Mira, por ahí vienen unas lamas». Según la RAE, «unas lamas» son unas planchas de metal. Nada más lejos de la realidad.

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