Tiempo muerto para los topicazos negativos

11 Ene

En el Callejón del Gato de Madrid se encuentran, en homenaje a Valle Inclán, unos espejos cóncavos y convexos que deforman a todo el que se refleja en ellos y lo convierten en esperpéntico.

De la misma manera funcionan los tópicos, espejos deformados de la realidad que han tenido tanto éxito, que hasta los años 50 del siglo pasado la mayoría de los historiadores seguía creyendo que el nacer en un rincón u otro del globo confería al individuo una serie de cualidades y defectos nacionales y regionales.

En España uno de los primeros en renegar de los topicazos fue Julio Caro Baroja, que desmintió que nacer en Francia o el Reino Unido te hiciera merecedor de unas tópicas cualidades y defectos franceses o británicos. Los tópicos son deformaciones de la verdad y la única manera seria de acercarse a ellos es desde el punto de vista del humor, tomándolos a coña marinera. En este sentido, ustedes permitirán que mencione la Teoría del majarón malagueño o La malafollá granaína, dos obras de nuestro entorno que no se toman muy en serio los tópicos locales.

Todo esto viene a cuento porque en los últimos dos o tres años hemos asistido a una exhibición de la incultura, burricie y primitivismo de una serie de políticos de todas las tendencias y hasta de señoritos a caballo, que no han tenido reparos en abrazarse a los topicazos y entre unos y otros tildar a los andaluces, –y mira que somos más de seis millones– de gandules, caraduras, tramposos y portadores de un acento incomprensible, como si entre los hispanohablantes existieran acentos mejores que otros.

No es cuestión de hacerse las víctimas, sino de subrayar la pobreza intelectual y la falta de formación de quienes sueltan estas bravatas, pues se trata de planteamientos basados en esos espejos deformantes de la realidad.

Recordemos estos números de testosterona dialéctica ahora que se acercan las elecciones andaluzas porque, compañeros de partido de todos estos incultos con sueldo público nos van a soltar todo lo contrario: que los andaluces somos gente trabajadora, emprendedora, generosa y sacrificada, capaces de dirigir el Bundesbank mientras en los ratos libres levantamos España y si nos dejan, Italia, Grecia e Irlanda. De nuevo, una catarata de tópicos, esta vez positivos, aplicados a un colectivo para contentar al personal. Porque díganme, en plena campaña electoral, qué comunidad autónoma no está formada por personas trabajadoras, emprendedoras, nobles y buenas, de la primera a la última.

Es muy probable que durante los días de campaña, Blas Infante deje de ser «un cretino integral», como soltó hace años un genio de la política y que el español que se habla en Andalucía deje de ser «de chiste», una percepción a la que contribuyen cientos de locutores andaluces cuando aparcan a diario su acento poco prestigioso y nos obsequian con su falso castellano-leonés de los Montes.

Los insultos y el ninguneo al que nos tienen acostumbrados esos políticos cuya base cultural no les permite superar los tópicos regionales se trocará en una catarata de elogios y nobles topicazos para conseguir nuestro voto. Avisados estamos.

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