Imaginar un escenario postapocalíptico puede ser sencillo si nos damos una vuelta por algunos rincones de Lagunillas.
No hace falta haber visto atacar naves en llamas más allá de Orión, como recordaba –con excelente memoria– el replicante de Blade Runner. Basta por recorrer este barrio victoriano y detenerse, casi por sorpresa, en el agujero espacio temporal que conforma la calle Esperanza, a la que le hemos dedicado crónicas pasadas.
Desde hace muchos años se escucha, como una especie de mítica leyenda, que la Junta de Andalucía construirá en este solar-antro unas tecnocasas que cambiarán por fin el perfil de escenario bélico de esta calle.
Cuando se habla de las tecno-casas uno se imagina una vivienda como las de los futbolistas del Real Madrid, de esas que se te enciende la vitrocerámica cuando estás a miles de kilómetros.
Nada que ver con las pocas viviendas que quedan en pie en esta calle. El autor de estas líneas pudo conocer hace un par de años cómo vive una familia en este paraje y si en nuestros días nos visitara Oliver Twist, el personaje de Dickens saldría por pies en busca de algo más confortable. El suelo de una de estas casas, de viejas baldosas hidráulicas, estaba tan abombado que uno se creería en mitad del parque acuático de Torremolinos.
Y hablando de suelo, el del solar tampoco está en mejores condiciones. De hecho, es muy probable que esas máquinas que exploran la superficie de Marte y que parecen una bandeja de café con ruedas, se quedaran atascadas en este escenario hostil repleto de baches, manchas de aceite y cacas de perro.
Dice el dicho que los cocineros tapan sus errores con salsas. Los políticos solucionan el problema de los solares abandonados metiendo coches dentro. Convertidos en improvisados aparcamientos, terrizos como el de la calle Esperanza pueden durar décadas, con el engañoso argumento de que esta convención de infecciones cumple una función social.
Generosidad
Pero no todo pinta mal en Lagunillas. La asociación de vecinos, que reparte comida todos los años a cientos de familias necesitadas, ha recibido 20 sacos de cemento de la fábrica de cemento de La Araña y un importante donativo del Rotary Club de Marbella, para que puedan comenzar las obras necesarias para arreglar su nueva sede, en la calle Poeta Concha Méndez, un local que les ha cedido el Ayuntamiento. Felicidades.
Alfonso Canales
Y dado que mañana es Nochebuena, hay que mencionar la felicitación que en estos tiempos de crisis envía el académico de San Telmo y de la Historia Manuel Olmedo, que ha rescatado la que compuso el desaparecido poeta Alfonso Canales para las Navidades de 1993. Seguro que no les sonará pasada de moda: Ya está aquí la Nochebuena/Dios nos quiera remediar,/que año ha sido de penar/y está Belén que da pena./Apagada está la escena/y entre nubes el lucero./Y están (decirlo no quiero),/entre tanto desamparo,/los pastores en el paro/ y los Magos sin dinero./
A pesar de todo, Feliz Navidad.