El año 2011 marca la entrada en sociedad en Málaga del Cementerio Inglés, un paso importantísimo después de casi un siglo en la inopia de las instituciones malagueñas.
Recordemos que fue a principios de año, coincidiendo con un periodo de máxima sensibilización política, a pocos meses de las elecciones municipales, cuando no sólo el Ayuntamiento sino también la Junta de Andalucía prestaron su apoyo al cariacontecido cementerio.
En medios universitarios y de defensa del Patrimonio este doble gesto se vivió como el auténtico descubrimiento, por nuestras aleladas autoridades, de la importancia de este rincón de Málaga en suelo inglés. Y es que, en muchas ocasiones la iniciativa ciudadana se adelanta varios lustros a la acción política.
La necesidad de una ayuda urgente para el camposanto y la inminencia de las elecciones fue el maridaje perfecto para, por fin, iniciar la declaración de Bien de Interés Cultural de este abandonado trozo del Patrimonio de Málaga, que el Gobierno Británico dejó a su suerte a comienzos del siglo XX, cuando dejó de enviarle dinero.
Las Jornadas sobre Cementerios Patrimoniales, celebradas hace unos días en la capilla anglicana del cementerio, han atraído a expertos de toda España y han supuesto, de paso, un importante gesto para dignificar el recinto.
Pero tampoco podemos olvidar la importancia que para la rehabilitación del camposanto están teniendo las visitas guiadas que, nocturnas o diurnas e incluso con actores, han atraído a muchísimo público.
Los malagueños están empezando a interesarse de veras por el primer cementerio protestante de España, que no ha seguido el desdichado destino inmobiliario de otros cementerios británicos similares como el de Cartagena, ocupado hoy por un campo de fútbol.
Y por otro lado, la reciente llegada de la Fundación Cementerio Inglés de Málaga acaba con la excusa de que, al ser el camposanto terreno británico, las administraciones de Málaga no tienen por qué prestarle ayuda. Los malagueños de a pie, con sus visitas masivas, están demostrando a nuestros políticos que el Cementerio Inglés no sólo es un exótico lugar de descanso eterno sino que puede convertirse en un importante atractivo para el turismo cultural.
Que el descubrimiento político del Cementerio Inglés no haya tenido lugar hasta 2011 no deja en buen lugar a nuestros representantes, pero menos da una piedra. Como hemos visto con el campo de fútbol cartagenero, en algunos puntos de España nos ganan en atraso e insensibilidad con respecto al Patrimonio.
Y van dos veces
No sabemos si se trata de la misma persona, pero este pasado fin de semana, un señor, al contemplar la estatua del autor danés de El patito feo, señaló que se trataba de un monumento a Ferguson (en realidad Andersen), un apellido que ya se repitió alguien por error hace unos años a la hora de identificar a don Hans Christian. El entrenador del Manchester United, don Alex, sigue pesando en la afición.